El criadero de los horrores de Melgar de Fernamental, clausurado el miércoles por la Junta, tenía su prolongación, no menos horrorosa, en un piso del centro de la localidad y en una finca donde el dueño ocultaba más de setenta perros, muchos de ellos en unas condiciones lamentables, con sarna, mordidos, con tumores y una deficiente alimentación. Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, con una orden judicial, y acompañados por personal del juzgado que instruye las diligencias y del centro del centro canino La Yosa (Valladolid), completaron el viernes la operación iniciada hace tres días y procedieron a rescatar 77 canes vivos y 8 muertos.
Testigo presenciales del operativo calificaron las imágenes vividas en el piso, donde localizaron a 38 perros vivos hacinados y dos muertos, y en una finca, allí fueron 35 los animales vivos y seis los fallecidos, de «espeluznantes», afirmando que «en el piso no se veía el suelo de la mierda que había» y que el olor «era insufrible». No menos horrible era la situación en la situación en que estaban los canes de la finca. Además, los agentes accedieron a la vivienda de la madre del dueño del invernadero, de la que rescataron cuatro yorsay pequeños.
El pasado miércoles, cuando la Junta clausuró el criadero por las condiciones de habitabilidad e higiene en las que se encontraba, dando de esta forma continuidad a una operación iniciada el 23 de enero, solo había 14 perros vivos y otros 14 muertos, cuando en algunas inspecciones se llegaron a contabilizar más de un centenar y durante las inundaciones de diciembre 83 vivos en total, ya que también aparecieron algunos ejemplares ahogados y uno atropellado. Al parecer, tras las reiteradas denuncias e inspecciones administrativas, el criador decidió trasladar al piso y a la finca de su propiedad la mayor parte de los perros ante la inminente clausura de las instalaciones del criadero, donde comenzó unas reformas que no fueron suficientes para la Junta.
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