Los primeros nombres que se daban a conocer el viernes del cartel de Sonorama Ribera 2025, y las ganas de los festivaleros de volver a Aranda de Duero a disfrutar de la música en directo y el ambiente que ofrece la ciudad esos días, se dejaron notar en el inicio de la venta de entradas para este festival, que se celebrará del 6 al 10 de agosto. «Todavía quedan bonos del tercer tramo, y se siguen comprando; si nos hubiesen dicho que el primer día íbamos a vender más de 10.000 bonos, no lo habíamos pensado ni en la mejor de las situaciones», reconoce Javier Ajenjo, director de Sonorama Ribera.
La venta se abrió a las 13 horas del domingo y «en los primeros cinco minutos se acabaron los dos primeros tramos de bonos», apunta Ajenjo, en relación a los primeros 4.000 bonos generales, que salieron al precio de 75 y 80 euros respectivamente, y los 400 en categoría VIP, que los afortunados compraron por 125 los más rápidos o 140 en el segundo tramo.
En este escenario, desde la organización del festival aseguran que «se van a mantener las promociones de bonos que hacemos con la gente de Aranda, con las peñas, asociaciones y demás colectivos», además de hacer una venta física especial en el bar Café Central. «Será el sábado 14 de diciembre, como siempre antes de las fechas navideñas, y sacaremos dos mil bonos», confirma Javier Ajenjo.
De cara a la cita festivalera, su director avanza que «se van a seguir haciendo mejoras en el recinto, que el año pasado tuvimos muy buenas sensaciones por haber ganado amplitud de espacio, y vamos a seguir en esa línea». Además de arreglar los baños que unos vándalos destrozaron durante las fiestas patronales que «tendremos que hacerlo nosotros porque si no no llegamos a agosto», especifica Ajenjo, también quieren comenzar a colocar el cerramiento del espacio del Picón para «dejar un espacio al aire libre, un parque para que lo puedan usar todos los arandinos todo el año».
En cuanto a novedades de cara a la nueva edición de Sonorama Ribera, Ajenjo confirma que no habrá nuevos escenarios en la ciudad para dispersar la oferta musical de día, después de comprobar el año pasado que los que se instalaron en la plaza de la Hispanidad y Obispo Acosta no tuvieron ninguna aceptación por los festivaleros.