Hace unos días atendieron en un centro de salud de la ciudad a un niño que había sufrido el ataque de un perro. La mordedura no le dejó lesiones importantes, pero lamentablemente los servicios sanitarios están demasiado acostumbrados a atender este tipo de heridas provocadas por animales de compañía. El pasado año, la Policía Local atendió un total de 68 avisos por sucesos de este tipo que terminaron en sanción. Fueron el doble que el año anterior.
Las zonas de esparcimiento canino, creadas en 2022, han obligado al cuerpo municipal a extremar el control de los animales de compañía. Y no sólo para que los dueños cumplan escrupulosamente con toda la normativa, sino también para protegerles. Según la memoria anual facilitada por la concejalía de Seguridad Ciudadana, el pasado los efectivos de la Unidad de Policía Administrativa llevaron a cabo un total de 116 controles en los que vigilaron a 670 perros.
Casi la mitad de estos animales controlados terminaron con una denuncia administrativa, 310. La infracción más común es la ausencia de vacunación de la mascota. La segunda, la mencionada mordedura del perro a una persona. En este sentido, cabe destacar que los avisos por este tipo de sucesos se duplicaron en apenas un año, cuestión que, casi siempre, está relacionada con otra problemática: muchos pasean por la ciudad sueltos o sin bozal.
Sin ir más lejos, la Policía Local denunció a 65 dueños de perros por llevarles por la calle sin correa. Asimismo, se notificaron otras 39 denuncias tras encontrar animales de compañía de raza peligrosa sueltos o sin bozal. Otras 17 multas fueron por carecer de permiso para tener este tipo de especies.
Según la ordenanza municipal de animales de compañía, las mordeduras de un perro conllevan sanciones de entre 150 y 600 euros, en función del daño causado a la persona que ha sido víctima del ataque. Por su parte, los otros incumplimientos, los de llevar a los perros potencialmente peligrosos sin cadena o sin bozal, cuestión que regula la normativa de la Junta de Castilla y León, están considerados como graves y la horquilla de multas oscila entre los 300 y los 2.400 euros.
Desde que se incrementaron los controles a los animales de compañía, la Policía Local ha insistido en que el nivel de cumplimiento de los propietarios es muy mayoritario, más allá de que el número de mordeduras, que se producen más de una vez por semana, sea objetivamente elevado. En este sentido, la Unidad Administrativa ha venido señalando que este tipo de ataques se ha reducido considerablemente gracias a la actualización de las diferentes normativas.
Más allá de estas infracciones más graves, la memoria de la Policía Local recoge además otros incumplimientos contemplados en la ordenanza municipal como leves. Se contabilizaron 15 actas de sanción por excrementos y 7 por la ausencia del microchip.