Tienen la cabeza muy bien amueblada y son dos chicos muy preparados, que saben lo que quieren. Y a buen seguro que, con los mimbres que atesoran, conseguirán todo aquello que se propongan. Diego Garcés y Jaime Gallego, graduados en Historia yPatrimonio por la UBU, son los flamantes ganadores delPremioEspaña que concede el Instituto Cardenal Cisneros, que entre una treintena de trabajos de investigación de historia y patrimonio artístico y cultural de España escogió el que llevaron ellos a cabo: una indagación sobre la rivalidad entre la Monarquía Hispánica de Carlos V y la Francia de Francisco I en el primer tercio del siglo XVI. El trabajo analiza el cautiverio de los delfines -hijos del monarca francés-, que vinieron a España como garantía para el cumplimiento de lo acordado en el Tratado de Madrid de 1526, suscrito entre ambas coronas tras la aplastante derrota gala en la batalla de Pavía, y su estancia en las diversas fortalezas del Condestable de Castilla, a quien el emperador encargó su custodia.
Garcés y Gallego han hecho un tándem perfecto. El primero, burgalés, y el segundo zamorano, de Villalpando. «Yo sabía que los príncipes de Francia habían pasado por allí, y como teníamos que hacer un trabajo sobre las guerras de religión, le dije a Diego que encajaba y que podíamos investigar sobre ello añadiendo otras de las localidades por las que pasaron.Centrarnos en el viaje que realizaron por las fortalezas del Condestable (también lo hicieron por Ampudia, Berlanga yPedraza)», explica Gallego. Durante al menos dos meses, realizaron una labor detectivesca sobre este episodio concreto de la historia, siguiendo los pasos de aquellos jóvenes: Francisco, heredero con el título de delfín, y Enrique, duque de Orleans
Tras la Batalla de Pavía (1525), los príncipes franceses estuvieron al menos dos años recorriendo varios puntos del país siendo custodiados para que se cumpliera el Tratado de Madrid. «Más que poner el foco en una batalla o en la guerra, quisimos analizar otros aspectos: cómo dos niños estuvieron cautivos en otro país para que su padre cumpliera el tratado», apunta Garcés.Dedicaron dos meses a estudiar a fondo elArchivo Histórico Nacional. En su investigación, cuentan cómo aquellas criaturas de nueve y ocho años no estaban solas: iban acompañadas por un séquito, compuesto por miembros de la nobleza francesa, criados e incluso esclavos. «En ningún momento estuvieron desamparados.El rey de España, Carlos V, permitió toda esa compañía.También tenían maestros. Vimos que, en un principio, tuvieron un férreo cautiverio, también porque intentaron huir.Pero poco a poco, a medida que fueron pasando los meses, se fue relajando. Esa transmutación es interesante.Carlos V fue compasivo y magnánino con sus rehenes. También su esposa, Isabel de Portugal, veló por que siempre estuvieran bin atendidos. Y no hubo represalias cuando el padre de los príncipes, Francisco I, incumplió el tratado.Siempre les trataron bien», subrayan los investigadores.
reivindicar las humanidades. Cuando se habla de investigación científica parece terreno exclusivamente reservado al ámbito de las ciencias naturales, no tanto de las sociales o humanísticas. «Los historiadores también aplicamos el método científico; aunque no sea una ciencia pura, una ciencia exacta, sí llevamos a cabo procesos de indagación, de análisis, de búsqueda de información para después extraer unas conclusiones. Defendemos la investigación histórica, que parece también siempre reservada a los círculos académicos, universitarios.Es uno de los avances que los historiadores de hoy en día tienen que hacer. Y luego, difundirlo. De poco sirve investigar si luego no se da a conocer», explica Jaime Gallego.
Para ambos egresados en Historia y Patrimonio, el galardón resultó «muy reconfortante. Hemos visto recompensado nuestro esfuerzo». El trabajo de investigación será, además, publicado. «Nos ha gustado realizar este trabajo por el hecho de difundir elementos de la historia, para que la gente vea que hay aspectos en común con personas del pasado». Para Gallego, es importante dar a conocer la Historia «especialmente a los más jóvenes, para que sepan que la sociedad actual se ha ido moldeando a través de personajes, épocas, pensamientos... La historia explica lo que somos. Me parece muy importante lo que se hace en Burgos con el patrimonio: se estudia mucho y se da mucha importancia. Creo que está muy bien potenciar el legado que hemos recibido. En una sociedad en constante cambio, un tesoro así hay que mantenerlo y enseñar a los que vienen esa identidad, esa herencia recibida».
«Que sepan lo afortunados que somos y conozcan las dificultades que tuvieron las gentes que nos precedieron.Salvando las distancias, les preocupaban las mismas cuestiones que a nosotros: cómo llegar a fin de mes, ganarse la vida.Hay que desechar la idea de que la historia sólo se centra en hitos, batallas o grandes personajes», subraya Garcés. Se siente ambos felices, sabiendo que por delante se les abre un horizonte ignoto -seguirán investigando, quizás se conviertan en profesores-, pero conscientes de que están en un camino que les llena. Viva la historia.