Desde hace prácticamente cuatro semanas no se registra ningún foco nuevo de fiebre hemorrágica epizoótica (EHE) en explotaciones de vacuno de la provincia. La llegada del frío en diciembre y sobre todo, de las primeras heladas ha frenado la expansión del virus, contagiado por un insecto que con las bajas temperaturas pierde su capacidad transmisora.
Los últimos focos que se registraron en la provincia fueron los de las unidades veterinarias de Medina de Pomar y Villadiego a finales de noviembre, que se sumaron a los ya existentes en las de Salas (en granjas de Santo Domingo de Silos y San Millán de Lara), Aranda (Fuentenebro), Valle de Mena -donde la incidencia ha sido la mayor de toda la provincia-, Briviesca. Espinosa de los Monteros, Lerma, Burgos capital y Villarcayo; desde entonces, no se han producido nuevos brotes, aunque según los últimos datos facilitados por la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León, eso no significa que los focos declarados hasta entonces no sigan activos con algún animal afectado, aunque en general la situación ha mejorado y los animales se van recuperando en prácticamente todas las explotaciones, especifican desde el propio Servicio Territorial. Así, a mediados de diciembre, seguían con animales enfermos granjas de las unidades veterinarias de Aranda, Belorado, Briviesca, Burgos, Espinosa, Lerma, Medina de Pomar, Miranda, Salas, Valle de Mena, Villadiego y Villarcayo, es decir, las mismas donde se declararon semanas antes. Por el contrario, según los últimos informes de la Junta, estaban libres de la enfermedad las zonas de Castrojeriz, Roa y Sedano.
Con esa situación favorable y controlada en la provincia de Burgos, pero también en el resto de la región, la Junta ha declarado que toda la comunidad autónoma está en 'periodo de estacionamiento libre de la fiebre hemorrágica epizoótica', precisamente por las condiciones climatológicas favorables que frenan el movimiento del mosquito transmisor.
En todo caso, los ganaderos afectados insisten en que el Gobierno y la Junta debe aprovechar este periodo libre de la enfermedad hemorrágica para trabajar en una vacuna, conscientes de que con la llegada de la próxima primavera y el calor la situación puede volver a repetirse. Así lo manifiesta Raúl Castrillo, de la explotación ganadera de Santo Domingo de Silos, donde se produjo el primer foco en la provincia. En su caso, fueron unas 14 las vacas que enfermaron, aunque solo una acabó falleciendo. En todo caso, asegura que alguna de las enfermas se han quedado con secuelas importantes, fundamentalmente sin fuerzas, por lo que apenas puedan levantarse y permanecen tumbadas casi todo el día.
Desde las organizaciones agrarias también insisten en la vacuna para frenar una enfermedad que pone en riesgo las explotaciones ganaderas de vacuno ya bastante castigadas en los últimos años por la falta de pastos y el alto coste de los forrajes.
Animales afectados. Por lo que respecta al número de animales afectados y muertes en la provincia por la EHE, desde la Junta de Castilla y León no se ha especificado, ya que en las estadísticas se contabilizan el número total de muertes en explotaciones ganaderas debido a distintas enfermedades y circunstancias, entre ellas la propia fiebre hemorrágica.
Así, según los datos de la Junta, este año se han producido un total de 1.482 muertes en la provincia, mientras que en 2022 fueron 1.537 en las granjas burgalesas. Por unidades veterinarias, Valle de Mena es la que aparece con más muertes de vacuno este año, con 232 reses, seguida de Castrojeriz, con 185, Salas, con 174; 171 se produjeron en Medina de Pomar, 162 en Villarcayo, 151 en la unidad de Espinosa de los Monteros y 118 en Aranda. Las zonas veterinarias menos afectadas han sido Roa de Duero, con dos muertes y Sedano con 8.