Un vermú único en el Palacio de la Isla

G.G.U / Burgos
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Natalia Pérez será protagonista de la recepción que se celebra cada año en un inmueble que alojó a la regente María cristina y a un Alfonso XIII todavía niño

Natalia Pérez, y su banda, en los jardines del Palacio de la Isla. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Este junio no será el primero en el que Natalia Pérez pise césped de palacio, pero sí será el año en el que lo haga como reina de una corte. Y no oculta su orgullo ni su emoción por poder disfrutar de los actos típicos de las fiestas con una perspectiva tan distinta a la habitual. «No sé si es 'seria' la palabra, pero sí es verdad que tienes que estar de otra manera. Pero creo que, aún así, nos lo vamos a pasar muy bien», dice esta graduada en Química e investigadora predoctoral en la UBU, sentada sobre un poyete de la parte trasera del jardín del Palacio de la Isla, desierto en el momento de este reportaje y abarrotado la próxima vez que Pérez lo pise junto al resto de la comitiva real de la capital, en la recepción de autoridades. «Es un acto que está muy guay, porque es como un vermú», ríe.

La dinámica de la jornada no le pillará por sorpresa, porque ya asistió el año pasado. «Vienes aquí, vestido de peña, con todo el grupo, con otras chicas que has ido conociendo, se pone picoteo... Es un día agradable, porque estás tomando algo en grupo. Es muy chulo», afirma, rememorando su experiencia en 2023, cuando no solo acudió a este acto tan tradicional de San Pedro por primera vez, sino que conoció un lugar en el que, admite, no había estado antes: el Palacio de la Isla.

El inmueble se proyectó como casa de verano de la burguesía madrileña que alumbró la Restauración a finales del siglo XIX -en concreto, de la familia Muguiro-, pero fue muy escaso el tiempo en el que cumplió con ese cometido. Suficiente, no obstante, para que en 1891 pernoctara la regente María Cristina y un Alfonso XIII todavía menor de edad. Los Muguiro conservaron la propiedad hasta 1939, cuando el Ayuntamiento y la Diputación la compraron, con intención de regalárselo a Franco, quien lo rechazó. Pero dado que el palacete había albergado la jefatura del Estado durante la Guerra Civil -entre sus muros se firmó el último parte de guerra- el dictador y su familia se alojaron en el número 1 de la Isla en numerosas ocasiones hasta poco antes de su muerte, en 1975. Mientras, fue declarado BIC y, ya en democracia, ejerció como sede del Gobierno preautonómico de Castilla y León. En los años noventa fue sede de la Comisaría de la Policía Nacional, como consecuencia del atentado que voló las instalaciones de la avenida de Cantabria y, a partir de 2005, llegó una época de estabilidad para el inmueble: la transformación en Instituto Castellano y Leonés de la Lengua.

La larga y convulsa historia de este inmueble de ensueño no impone a quienes acuden a la recepción de autoridades de los Sampedros a cumplir con su objetivo: disfrutar de las fiestas. Y a eso se dispone Pérez, feliz, junto al resto de la corte, a quienes ha dedicado tiempo en las últimas semanas. Y no solo por los dos días de convivencia que se organizan durante el proceso de elección de reinas y damas, sino porque aprovecharon todas las ocasiones posibles para quedar y saber más las unas de las otras. «Vamos a estar mucho tiempo juntas, así que hemos aprovechado cualquier compromiso de toma de medidas para las blusas, las bandas o los trajes para tomar algo con calma, antes o después», explica Pérez.

La Reina Mayor es muy de Sampedros, dado que participa en dos agrupaciones. Es decir, salió elegida por la Peña Antonio José, pero también baila en Nuestra Señora de las Nieves. Así que le hace especial ilusión que el Ayuntamiento le regale el traje regional, porque confía en poder lucirlo en el futuro en más de una actuación. Mientras habla con Diario de Burgos para este reportaje se confesaba «nerviosa» por verlo terminado, pero también «un poco» por todos los compromisos que le deparará el programa y su rol de representación de la ciudadanía. «Lo viviré de una manera distinta, claro, pero otras cosas bonitas tendrá esto», afirma. 

Hasta ahora, de lo que más disfrutaba como peñista era de las subidas y bajadas de los toros con la charanga de la peña Antonio José. «Salir de verbenas o por ahí está bien, pero para mí, lo que le da el punto al día es salir con la charanga. Lo he pasado increíble», afirma.

Estas fiestas suponen un punto de inflexión y, aunque nunca se creyó «del todo» que pudiera llegar a ser realidad, ahora sí es consciente de que es la Reina Mayor y que estos Sampedros supondrán un punto de inflexión. «Estoy agradecida y muy contenta, la verdad», remata esta burgalesa.