El edificio de servicios sociales de Briviesca aún no tiene su futuro garantizado a pesar de que las obras de rehabilitación arrancaron en enero. Tras realizar una limpieza y comprobar que el suelo de la planta baja de la estructura ocultaba cuatro encepados de grandes dimensiones -de 1,60 por 1,60 metros de base- con zapatas, el equipo de gobierno valora «si continuar o no» con la intervención porque el sobrecoste (por conocer) que supone la modificación del proyecto, de 3,1 millones, será «elevado», comentan fuentes municipales.
La distribución del área que ocuparán dos salas de unos 100 metros cuadrados de superficie cada una -el centro de ocio para mayores y parte del centro ocupacional- «cambiará al no tratarse de un espacio diáfano y no poder utilizarse para el uso planteado porque aproximadamente 40 metros están perdidos con los encepados». Asimismo, el patio inglés se verá «reducido por la existencia de unas vigas instaladas tras la retirada de unos pilares».
En la planta superior se «aprecian unas grietas de lado a lado que no supusieron ningún riesgo para las cargas que aguantó el edificio anteriormente», aclaran. Sin embargo, ahora deben valorar mediante un estudio el peso que soportará con el plan proyectado. El «forjado también es insuficiente», según la información que los técnicos y la empresa han aportado al Consistorio. Tiene «unos 15 centímetros de grosor, una medida escasa» para resistir un inmueble de tales características, y el equipo de gobierno supone que «habrá que ejecutar un refuerzo estructural del edificio para ampliarlo». En ese caso, las plantas «perderán altura y no alcanzarán la medida requerida de 2,5 metros», exponen.
A estos inconvenientes hay que sumar que si se instala el suelo radiante en cada una de las plantas «quitamos otros 8 centímetros» y que si se coloca «un falso techo por donde van las instalaciones eléctricas y el sistema de renovación de aire, todavía más», aclaran fuentes de la corporación, que también valoran modificar el sistema de calefacción y eficiencia energética planteada.
Buscan un espacio para reubicar a dos inquilinos que aún residen en el segundo bloque
A falta de recibir un informe oficial del arquitecto y los estudios encargados a la Universidad de Burgos -con los que medirán la resistencia del hormigón para evaluar los refuerzos estructurales necesarios- y por lo tanto un presupuesto final, las actuaciones continúan. La empresa Gesdesbur, adjudicataria del contrato, «sigue trabajando aunque nos encontramos a expensas de lo que nos diga el documento oficial firmado», aclaran desde el Ayuntamiento. Los datos de los que dispone el alcalde, José Solas, y los concejales del PP, poco esperanzadores, «salen de una visita realizada al inmueble y las conversaciones con los técnicos, empresa y arquitecto».
Por otro lado, quedan dos inquilinos que residen en dos pisos del bloque que solo se someterá al revestimiento de la fachada. El Ayuntamiento busca una nueva ubicación para ellos y cuenta con afrontar «otro gasto añadido». Una tercera vecina del futuro edificio de servicios sociales ingresó en la residencia La Milagrosa en 2024 y acordó con el anterior equipo de gobierno, liderado por el exalcalde socialista, Álvaro Morales, que el Ayuntamiento costee parte del gasto (15.000 euros anuales).
Para los mayores. El municipio adquirió la construcción por 430.000 euros y el anteproyecto con el que acudió a la línea 2 de la convocatoria de ayudas para la rehabilitación de edificios de titularidad pública en el marco de Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia, de la que se benefició de 1,6 millones, incluía albergar un centro de día para mayores. Finalmente ubicarán una sala de ocio para jubilados y un taller.