El tren especial Las Edades del Hombre con destino Aranda de Duero saldrá de la vía 1». La aséptica voz de la megafonía oficial sonaba a música celestial en el vestíbulo de la Estación de Ferrocarril Rosa de Lima Manzano, donde representantes del entramado político y empresarial y ribereño y ciudadanos de a pie esperaban a poder subirse al convoy. No tanto por lo que se decía, sino por lo que significaba. La partida de ese ferrocarril, que había iniciado oficialmente su recorrido algo más de una hora antes en Miranda de Ebro, ponía el colofón a más de 13 meses de esfuerzos, ideas, sinsabores y, finalmente, realidades, que ayer se materializaban en algo menos de tres horas de viaje, y, un año y medio después de que circulara el último transporte de mercancías, y casi tres y medio desde que lo hicieran pasajeros, ponía en evidencia la operatividad de la antigua línea del Directo Madrid-Aranda-Burgos.
El proyecto partió de la Iniciativa por el Desarrollo del Ferrocarril Madrid-Aranda-Burgos, que aglutina a apenas a una decena de socios que desde el primer momento tuvo muy claro el objetivo que perseguía. «El tren es una opción viable, importante, tanto para la industria, que es fundamental, imprescindible, para el Polígono Prado Marina, como de cara al turismo con actividades como esta que puede traer una gran riqueza y un gran valor añadido a nuestra zona», resumía Antonio Linaje, portavoz del colectivo.
Con todas las plazas vendidas, 150 en total, el argumento común en todo el pasaje era la importancia de poner en valor la línea y conseguir que vuelvan a circular por ella convoyes, de forma inmediata para el transporte de mercancías, pero sin olvidarse, en un futuro de los pasajeros. En primer lugar, ponía voz a esta demanda Pedro Iglesias, representante de la Asociación de Empresarios de Aranda y la Ribera (Asemar), quien recordaba que esta exigencia está especialmente vinculada al transporte de bobinas de acero de 30 toneladas, que emplean como materia prima las industrias siderúrgicas enclavadas en Aranda, que ven cómo su competitividad se resiente por tener que trasladarlas por carretera. «Estamos aquí acompañando este tren reivindicativo para que sea la espoleta que de una vez dinamite la situación y que el próximo martes, en Madrid, se firme el acuerdo que permita la construcción del ramal ferroviario y que a partir de ahí se abra el corredor de Burgos a Aranda», subrayaba, aludiendo a la reunión convocada para el día 29 en el Ministerio de Fomento, el que fuera presidente de la patronal ribereña, quien adelantó que, una vez conseguidas estas metas, se incidirá en lograr la reapertura de toda la línea, hasta Madrid. De esta manera, secundaba el planteamiento que ya hizo patente en Aranda el presidente de la Federación de Asociaciones Empresariales (FAE), Miguel Ángel Benavente, de que este trazado ferroviario se convierta en enlace entre los futuros corredores Atlántico y Sur.
El argumento era común entre los viajeros, algunos de los cuales, como Francisco Cebas, recuperaban las imágenes reivindicativas con las que la primera Plataforma en Defensa del Ferrocarril luchó por la revitalización de la línea. «No se entiende que esté cerrada y que nos dejen incomunicados con Madrid, que es la capital de España», subrayaba Cebas, denunciando que las pésimas tarifas y horarios fueron puestos a propósito para justificar su cierre y confiando en que el viaje de ayer sea el primer capítulo de una historia de actividad en el antiguo Directo, sobre todo «ahora que se está construyendo el Puerto Seco de Pancorbo». O Pedro, Ignacio, Jorge y María José, parte de un grupo de seis aficionados al ferrocarril que lamentaban la supresión no solo del Directo, sino de otros servicios como el Madrid-París. «El AVE está muy bien, pero no llega a todas partes. Creo que son servicios compatibles», pero no hay que eliminar los convencionales», aseguraban.
Sin embargo, la iniciativa no se evadió de su trasfondo turístico y de curiosidad. Algunos de sus pasajeros, como Íñigo y Juan Cruz, que venían con un grupo de amigos desde San Sebastián y Bilbao para participar en el viaje, reconocían la de ayer como una oportunidad única de desplazarse en un tren histórico, como el cedido por la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvías, que les permitía poder disfrutar de algo tan simple como las ventanas practicables de los coches. O Petra y Alejandra, que avisadas por un amigo, decidieron beneficiarse de un viaje único.
La recepción en El Montecillo, aderezada por una sonora ovación, abría las puertas a una jornada de disfrute turístico y enogastronómico antes de que, a las 17:30 horas, la marcha del tren cerraba una jornada histórica y reivindicativa. Y en el ánimo de los que marchaban y los que quedaban, una esperanza, que lo de ayer no se quede en una anécdota y pronto pueda ser una realidad frecuente y de éxito.