La Policía Local de Burgos recuperará la táser vieja

F.L.D. / Burgos
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El Ayuntamiento prometió una partida para adquirir pistolas eléctricas que todavía no ha sido asignada

Imagen del arma cuando la adquirió el Consistorio en 2015. - Foto: Alberto Rodrigo

Mientras las patrullas de las unidades de seguridad ciudadana de Policía Nacional y Guardia Civil cuentan ya con autorización y formación pertinente para utilizar pistolas táser, en el cuerpo municipal se mantienen a la espera de una partida presupuestaria para poder adquirir varias unidades. Curiosamente, en el edificio de la avenida de Cantabria hace años que poseen una de estas armas eléctricas. La cuestión es que nunca se ha usado. Mientras el Ayuntamiento se decide a invertir, los mandos han considerado oportuno sacarla del cajón, formar a sus agentes y que al menos cuenten con ella a la espera de las nuevas. 

En el año 2015, la Concejalía de Seguridad Ciudadana, entonces capitaneada por la edil Gema Conde, autorizó la compra de la pistola eléctrica por 3.192 euros. Sin embargo, meses después no permitió su uso al considerar que no se daban las circunstancias necesarias. Bien es cierto que Amnistía Internacional solicitó en el pleno que los grupos municipales se opusieran. 

El equipo de Gobierno siguiente, del PSOE, sí que empezó a ver con buenos ojos la incorporación de la táser a las armas del cuerpo municipal. Encargó a la jefatura la redacción y puesta en marcha de un protocolo de uso en base al Real Decreto 104/2007, que habla de la uniformidad de las policías locales en toda la Comunidad, y que contempla el uso de inmovilizadores eléctricos siempre que se haga bajo principios de oportunidad, necesidad, proporcionalidad y congruencia. 

Una vez se dio luz verde al uso de la pistola táser, llegó la parte más difícil y en la que a día de hoy sigue atascado el Ayuntamiento: la adquisición de nuevos modelos de táser. Porque la Policía Local se dio cuenta de que la pistola adquirida en 2015 estaba bastante obsoleta y habría que actualizarla. Dos circunstancias han dilatado la compra. La primera el cambio en el Ejecutivo local, pues los anteriores responsables no dejaron acordada una partida presupuestaria, como tampoco lo hicieron para los radares fijos. La segunda, que hasta hace bien poco el nuevo concejal no terminó de volver a consignarla nuevamente. Se supone, anunció Ignacio Peña hace meses, que se adquirirían próximamente. Mientras tanto, cinco instructores han recibido formación sobre su uso.