Quien acuda estos días a pasear por Moradillo de Sedano se encontrará con estampas más propias de mitad de agosto que de enero. El pueblo está prácticamente desierto pero los contenedores, sobre todo el de plástico, se encuentran a rebosar y rodeados de basura, hojas secas y podridas y enseres que algún ciudadano incívico ha abandonado allí para ahorrarse el viaje al punto limpio.

Pero lo más sorprendente son las decenas de latas de cerveza tiradas en las riberas del río que cruza el pueblo y en los márgenes de alguna calle. Imposible que se las hayan podido beber los pocos residentes que quedan estos meses en Moradillo de Sedano.

¿De dónde sale entonces tanta basura? Eso se pregunta una vecina, que acude los fines de semana a su casa en esta localidad y que lamenta el aspecto descuidado que ofrece un enclave tan bello. Tras dirigirse a la junta vecinal, al Ayuntamiento del Valle de Sedano y a la Diputación, como responsable del Consorcio Provincial de Residuos, hasta la fecha sin éxito, asegura, ha decidido hacer su queja pública para conseguir que alguien actúe y también para concienciar de la necesidad de mantener las zonas rurales limpias.