El edificio de laborterapia del antiguo psiquiátrico de Oña tiene los días contados. La idea que sostenía el artista Carlos Armiño en transformarlo en un museo-taller, aprovechando la cercanía a la exposición El jardín secreto, se ha desvanecido tras conocer el inminente derribo y la posterior construcción en el terreno de una caldera por parte de la Diputación, propietaria del complejo San Salvador.
Se trata de un edificio con estructura de hormigón armado de dos alturas clausurado en 2011, coincidiendo con el traslado de los usuarios del antiguo centro a las nuevas instalaciones, ubicadas a escasos metros, que presenta un gran deterioro por la falta de mantenimiento y sufrir varios actos vandálicos. El de Cereceda, que conserva algunas de sus obras en el interior, pretendía realizar él mismo las labores necesarias para devolver al inmueble a la vida.
El proyectó no llegó a calar en la administración provincial, que comenzará el derribo próximamente, aunque todavía no se haya hecho pública la licitación del contrato de las actuaciones, cuyo presupuesto base asciende a 199.999 euros IVA incluido. Una vez finalizados los trabajos otra empresa se encargará de la obra de instalación que requerirá la caldera de biomasa, con la que se producirá agua caliente y calefacción para la residencia de ancianos. El proyecto, redactado por el arquitecto Pablo Benito Carrillo, se ha beneficiado de una ayuda de Europa y la ubicación elegida se debe a la proximidad al centro de mayores.
Asimismo, la cuota de terreno planteado permite que la nueva instalación se integre en el entorno «sin generar impacto visual», explica el vicepresidente de la Diputación, Ramiro Ibáñez, al situarse debajo de la cota del vial que conduce al Monasterio, la Casa del Parque Montes Obares-San Zadornil y los jardines benedictinos.
La demolición del edificio de laborterapia no es la única planteada en el entorno de la abadía milenaria. La Florida, otro de los inmuebles fantasma del antiguo psiquiátrico de nueva construcción, también desaparecerá en los próximos meses. La Fundación Patrimonio Natural Castilla y León (perteneciente a la Junta) solicitó hace meses el permiso al Ayuntamiento de la villa para derribar la mole de ladrillo amarillo de cinco plantas construido a principios de los años setenta.
Ubicado en una de las zonas más simbólicas del entorno del Monasterio, junto a los canales, presenta un estado tan deteriorado -en la estructura como en la cubierta- que amenaza con caer por sí mismo si no se actúa con urgencia. La gran explanada quedará integrada en el actual paseo de los jardines.
A la espera de más ayudas. Las obras de la II fase de restauración de San Salvador terminaron y la Diputación se mantiene pendiente de conocer la resolución de la convocatoria del 2% Cultural a la que presentó un nuevo proyecto. La propuesta contempla una intervención en el patio de San Íñigo, restaurándolo en su dimensión original, la reparación de fachadas y cubiertas, la recuperación de salas y la incorporación de espacios expositivos.