A simple vista uno no intuye que en las montañas que acompañan al discurrir del río Úrbel a la altura del casco urbano de Santibáñez Zarzaguda se dibuje un circuito de motocross. Sin embargo, cuando se presta algo de atención se empiezan a adivinar los pequeños caminos que marcan el circuito, las roderas que dejan tras de sí las motocicletas cuando pasan a toda velocidad o las amplias curvas en las que los pilotos ponen pie a tierra para balancear y evitar caídas.
La del año pasado fue -hasta ahora- la cuarta y última edición de las pruebas puntuables para los campeonatos de Castilla y León y País Vasco de la modalidad cross country. ¿El motivo? Hasta 2023 el Ayuntamiento de Santibáñez, los propietarios de las fincas y la Junta Vecinal de Ros concedían sin problemas su autorización al Motoclub Sotopalacios para utilizar las fincas. No obstante, ese mes de abril Servicio de Medio Ambiente de la Junta estuvo a punto de cancelar las carreras por falta de permisos ante la administración regional. Finalmente se quedó en un simple apercibimiento, pero obligó al equipo de Gobierno a iniciar una serie de trámites administrativos para tratar de salvar las siguientes ediciones.
Para homologar el circuito, evitar problemas a futuro y retomar la competición que este 2024 se tuvo que mudar a otra ubicación, el Consistorio presentó hace unos meses la solicitud para iniciar el procedimiento de evaluación ambiental de la pista de carreras. «Hemos acotado su uso a solo tres pruebas al año», explica María Amor Andrade, alcaldesa de Santibáñez, que recalca que no se tratará de un complejo abierto a todo el público, sino que se restringirá su uso en momentos muy puntuales.
El circuito tiene una longitud de 5.890 metros con un ancho de pista que varía entre los 2 y los 3 metros. Discurre principalmente por terrenos perdidos o baldíos, aunque también transcurre por fincas y caminos agrícolas. Si al recorrido le sumamos las conocidas como zonas de influencia -desde la meta hasta la salida pasando por el aparcamiento o el paddock- su superficie aproximada alcanza las 50 hectáreas.
La autorización que se tramita solo avala la disputa de pruebas oficiales y no el uso recreativo
A lo largo de su recorrido no está previsto acometer obra civil de ningún tipo a excepción del acondicionamiento o bacheado de la pista de acceso, ni tampoco requiere abastecimiento de agua ni de energía eléctrica. No se realizará drenaje del circuito, ni se procederá a su vallado. Previo a la celebración de las 3 competiciones contempladas, se balizará con estacas de madera provisionales y cinta biodegradable. Así mismo en determinadas curvas se pondrán protecciones de alpacas de paja. La parcela destinada a aparcamiento no se explanará ni asfaltará, simplemente se señalizará para ser usada durante las competiciones como aparcamiento de vehículos.
«En 2023 vino la piloto burgalesa Cristina Gutiérrez y dijo que le encantó», explica María Amor Andrade, que reconoce que se trata de un evento importante para el pueblo, ya que vienen centenares de personas. «Es impresionante», recalca la alcaldesa de Santibáñez Zarzaguda.
Otras ubicaciones. En el documento ambiental se abordan también dos posibles alternativas: una en el conocido como paraje de Las Gindaleras y otro en La Adovera. El primero se descarta por la proximidad al casco urbano de Ros, de que apenas le separarían 500 metros, mientras que el segundo podría causar molestias a los conductores que transiten por la carretera BU-622 que conecta con Huérmeces, ya que solo estaría a 135 metros. El emplazamiento clásico, por contra, se encuentra a 846 metros del casco urbano de Santibáñez -río Úrbel mediante-, a 1.230 metros de Ros y a más de 3.000 de Huérmeces, lo que le hace ideal para disfrutar de las dos ruedas.