En el espectacular valle que se abre entre Losa y Mena, donde los imponentes peñascos de la Sierra Salvada todo lo dominan, hay una pradera poblada de margaritas en las que pace el ganado; en uno de sus rincones, ya cerca de un bosquecillo de encinas, hay una hilera de colmenas de colores. Pertenecen a Lorena García y Paco Pastor, vecinos de Quincoces de Yuso que llevan muchos años entregados a la elaboración de una miel que goza de una fama extraordinaria en la comarca. Esta pareja, valiente, ha decidido ir más allá.Convencida de que la suya es «la mejor miel del mundo», se ha propuesto conquistarlo saliendo de su zona de confort, cruzando todas las barreras posibles. 'Miel Lura', que es su nombre comercial, tiene esa aspiración: «Salir al mundo, no quedarnos en los clientes locales, que ha sido nuestro mercado hasta hoy y que son fieles porque valoran mucho el producto desde el principio», explica Lorena, que es quien se encarga de la comercialización.
Paco es el apicultor. «Hemos ido aumentando las colmenas, y con ello la producción (en torno a un millar de kilos al año), aunque los hemos tenido malos porque el brezo, que tiene una floración muy corta -entre mediados de julio y finales de agosto- y eso depende mucho del tiempo, de lo que llueva. Sin agua, la flor no tiene néctar. Es una flor delicada, difícil», explica. 'Miel Lura' sale de tres colmenares distintos: dos están en el privilegiado entorno de la Peña Angulo, este pasado año han podido elaborar, por primera vez, miel de girasol. «La miel de girasol es diferente a las que se consumen habitualmente aquí. Es muy valorada en países como Francia y Japón. Hemos conseguido darle una textura muy cremosa y un aroma especial.Es una miel fresca, suave y delicada.De color más claro y sabor más dulce y afrutado, a diferencia de la del brezo, que tiende más a cítrico y tiene otra textura», explican.
Ahora se puede adquirir la miel de Lorena yPaco desde cualquier rincón, gracias a que han puesto en marcha una nueva tienda on-line (mielura.com) y han abierto una cuenta en Instagram (@mieluraoficial). Y ya han empezado a recibir pedidos allende las fronteras comarcales. Están contentos, porque proyectos como éste, aunque sean pequeños, son importantes para el mundo rural, para que éste no siga vaciándose tan a marchas forzadas. «Nos hemos lanzado porque creemos en la calidad de nuestro producto, aunque no seamos grandes productores».
En la página web ya ofrecen la posibilidad de adquirir un pack con un bote de cada cada variedad (Otoño intenso se llama la de brezo; Recuerdos de un verano, la de girasol. «Es un concepto diferente, distinto.Es un reto para nosotros. Lo hemos enfocado para un cliente específico, más especial. Los clientes valoran mucho nuestro producto; tanto que, si no hemos tenido una buena cosecha y apenas hemos podido hacer, prefieren esperar a que les des una que no es la de siempre. Hemos conseguido que se valore tanto nuestra miel», explican.
enorme pureza. Paco admite que se registra, de unos años a esta parte, un innegable calentamiento, y que esto afecta a todo, también a las abejas. Aunque cree que es cíclico: años buenos que se alternan con años malos. «Pero las abejas dependen mucho del clima. Son muy delicadas. Hay que tener muchos factores en cuenta para que no les pase factura», señala. Los enjambres empiezan en abril, momento en el que este apicultor ya empieza a estar pendiente. Defiende Paco la pureza de su producto. «El nivel de pureza de erica vagans (la flor del brezo) es del 90 por ciento. Esto la hace diferente a otras». El nombre comercial se debe a sus hijas, Luna y Vera, que también participan activamente en el proceso de elaboración de la miel.
Como explican en su flamante página web, lo que empezó por casualidad, instalando una colmena, observando y sorprendiéndose, dio paso a una pasión a la que dedican muchas horas y en la que participa toda la familia. «Nuestro trabajo nos permite comprometernos con nuestro entorno, valorar la maravilla que nos rodea, responsabilizarnos del cuidado y la atención de estos minúsculos insectos, que son imprescindibles en el bienestar del ecosistema», recalcan.