El científico titular del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) Alejandro Robador Moreno se convirtió en becario de este organismo en 1984. Tres décadas después, este geólogo natural de Trespaderne es jefe del Área de Geología, Geomorfología y Cartografía Geológica del IGME. Acaba de publicar el libro Cambios climáticos, de la editorial La Catarata, en el que se hace la siguiente pregunta: ¿por qué un calentamiento global de hace 56 millones de años explica la evolución climática actual? Mientras se celebra la Cumbre del Clima de París, donde se reúnen representantes de 195 países y de la Unión Europea, este científico invita a la reflexión sobre un episodio climático, el calentamiento global vivido en la Tierra en el límite del Paleoceno-Eoceno. A su juicio es «sin duda el fenómeno que más se aproxima al momento actual, en el que tuvo lugar una inyección masiva de CO2 a la atmósfera».
¿Por qué invita a mirar al pasado para buscar las claves del cambio climático y su evolución?
Llevamos muy poco tiempo sobre la Tierra como para saber su evolución. En sus 4.500 millones de años ha sufrido grandes cambios. Entre hace 750 y 580 millones de años, nuestro planeta pasó por varias fases glaciares intensas que lo convirtieron en una bola helada. Se cree que esta situación fue debida a un descenso en los gases de efecto invernadero como el CO2 y el metano y que fue la actividad volcánica la que recuperó las temperaturas globales. Desde hace 542 millones en adelante, la Tierra ha tenido climas más cálidos que el actual y cortos periodos ocupados por el hielo. El periodo actual es de los menos calurosos. Hace solo unos 20.000 años teníamos una glaciación que ocupaba Inglaterra y Norteamérica y hace unos 120.000, el clima era como el de ahora.
¿En qué radica la importancia del evento climático vivido hace 56 millones de años para entender el actual?
Nos interesa especialmente porque en un periodo de 20.000 años subió la temperatura de las aguas superficiales de los océanos de 5 a 8 grados, las profundas, de 5 a 6, y la temperatura de la atmósfera creemos que subió de 4 a 5 grados. Este periodo es especialmente interesante, porque entonces hubo también una gran emisión de gases de efecto invernadero. En otros cambios climáticos de la historia de la Tierra las causas fueron variaciones de la órbita de nuestro planeta y las modificaciones en la recepción de los rayos solares que ello conllevaba. La variación en la inclinación del eje de la Tierra también afecta a la luz que recibimos del sol, así como la precesión del giro de la Tierra o cabeceo, que es como el movimiento de una peonza. Los llamados ciclos de Milankovitch determinan que la Tierra reciba mucha más energía del sol o que entre en periodos de glaciaciones. Hay un gran consenso en el ámbito científico acerca de que lo sucedido hace 56 millones de años puede ser lo más análogo a la actualidad.
¿Qué lecciones se pueden aprender?
La principal lección que nos enseña aquel fenómeno es que la retirada de los gases de efecto invernadero de la atmósfera por procesos naturales es mucho más lenta que su emisión. Tras el aumento de las temperaturas en un periodo de 20.000 años se tardó 200.000 en que los valores de temperatura volvieran a sus condiciones previas.
¿Cómo se ha sabido que fue la emisión de gases de efecto invernadero la que originó aquel calentamiento?
El principal indicio son las proporciones de los isótopos estables de carbono que forman las conchas marinas de los fósiles que vivían entonces. Este cambio climático de hace 56 millones de años lo tenemos que buscar en las rocas, que entonces eran sedimentos en el fondo de un mar. En enero de 1987, un barco oceanográfico perforó un sondeo en los sedimentos del fondo del mar a más de 2.000 metros de profundidad frente a las costas de la Tierra de la Reina Maud, en la Antártida. En este sondeo se descubrió en los fósiles el registro de un evento de calentamiento global que afectó a todo el planeta. Mi libro pretende divulgar este fenómeno muy estudiado por los científicos.
¿Hay evidencias en España de este cambio climático?
Si, junto con un equipo de la Universidad del País Vasco hemos estudiado los Pirineos, que hace 56 millones de años estaban cubiertos por el mar. El fenómeno se encuentra especialmente bien representado en las rocas de los Pirineos. La península Ibérica chocaba entonces con la placa europea, de la que la separaba un mar. En los sedimentos de este mar quedaron registradas las huellas que nos indican lo que ocurrió. Este evento también está registrado en las rocas de Las Merindades, ya que formaban parte del mismo mar que los Pirineos y ahora se está investigando también aquí. El estrato donde se puede observar aquel cambio climático se diferencia de una forma muy evidente. Es muy distinto a lo que encontramos justo antes y justo después. Llama la atención y ya la había llamado antes de conocer que evidenciaba un evento de calentamiento, porque corresponde con la aparición de organismos fósiles nuevos muy diferentes a los anteriores.
¿Cuánto tiempo llevan analizando este fenómeno?
Llevamos más de 10 años trabajando. En el Pirineo, desde el Pirineo Central, a lo largo del navarro y hasta la costa de Zumaia está muy bien evidenciado este evento. Estudiamos los microfósiles de conchas calcáreas de menos de una décima de milímetro, (foraminíferos). Notamos en ellos que en aquel momento hubo una mayor proporción de gases de efecto invernadero.
¿Qué originó los gases de efecto invernadero entonces?
Los datos nos indican que fue una emisión de gases de origen orgánico. El vulcanismo pudo provocar que se liberaran hidratos de metano a la atmósfera. La emisión de CO2 actual es fruto de devolver a la atmósfera, quemándola, materia orgánica de hace millones de años, materia orgánica que la naturaleza había enterrado en las entrañas de la Tierra. Por eso nosotros los llamamos combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas natural.
¿Qué consecuencias trajo aquel fenómeno?
Además del aumento de las temperaturas, los océanos se acidificaron, dado que el CO2 de la atmósfera es absorbido también por los océanos, con lo que aumenta su acidez. En la actualidad, las temperaturas suben menos que las predicciones de los modelos climáticos y se cree que se debe a que parte del CO2 lo absorben los océanos. Hubo una subida del nivel del mar, ecosistemas marinos modificados, corales afectados y grandes y rápidas migraciones de faunas, además de extinciones masivas, periodos de lluvias torrenciales importantes y grandes escorrentías e inundaciones.
¿Cree que han de tomarse medidas para frenar el cambio climático actual?
Desde la etapa preindustrial, a mediados del siglo XIX, hasta ahora se ha constatado un aumento de casi un grado de temperatura. Estamos al principio del cambio climático, aunque no podemos obviar que estamos en un momento grave. Nos conviene estudiar el pasado porque en él están las claves del futuro. Nosotros somos unos recién llegados y la Tierra tiene 4.500 millones de años. El debate sobre el cambio climático se ha politizado mucho y creo que debería volver al campo de la ciencia. Creo que hay que limitar las emisiones de CO2, porque estamos emitiendo una gran cantidad.
¿Qué futuro vaticina?
Es muy difícil determinar lo que va a pasar. Tenemos que estar alerta.