La excavación de un nuevo sector en el yacimiento burgalés de Prado Vargas aporta 600 nuevos restos de hace 46.000 años. El estudio de los nuevos fósiles y herramientas localizados en el nivel 4 permitirá comprender la complejidad tecnológica y de estructuración del espacio doméstico alcanzada por los neandertales que ocuparon esta cavidad, según informaron hoy fuentes del equipo de investigación.
Ayer finalizó una nueva campaña de excavación en la cueva ubicada en el norte de Burgos. Este yacimiento de la localidad de Cornejo (Merindad de Sotoscueva) forma parte del BIC y del Monumento Natural de Ojo Guareña. El equipo codirigido por la profesora titular de Prehistoria de la Universidad de Burgos, Marta Navazo, el responsable de Didáctica y Dinamización del Museo de la Evolución Humana (MEH) y profesor asociado de Prehistoria en la UBU, Rodrigo Alonso, y por el investigador del Centro Nacional en Evolución Humana (Cenieh), Alfonso Benito, estuvo formado por seis estudiantes predoctorales de la UBU.
En esta ocasión los trabajos se han centrado en una zona de la cueva no intervenida previamente denominada "sector hornacina". En total se han excavado 22 metros cuadrados nuevos pertenecientes al nivel 4, que tiene una cronología de 46.000 años y durante esta campaña se han recuperado más de 600 restos, entre los que destacan varias mandíbulas de ciervo, otra de zorro, lobo así como un incisivo de oso de las cavernas.
Por lo que se refiere a las herramientas en piedra se han documentado varios núcleos de cuarcita y de sílex, así como láminas, un perforador de este último material entre otras herramientas. Una de las piezas más características ha sido una punta de sílex de tipo 'levallois'. La producción de este tipo de puntas por parte de los neandertales definen la complejidad tecnológica que alcanzaron estos grupos humanos, los cuales estuvieron ocupando la Península Ibérica desde hace 180.000 hasta los 27.000 años. Junto a los fósiles y los restos de herramientas se han localizado numerosos carbones y restos de materiales quemados que evidencia el control del fuego por parte de estas poblaciones.
La excavación actual de la Cueva de Prado Vargas se retomó en el año 2016 y desde entonces ha continuado de forma sistemática verano tras verano. La potencialidad y riqueza del yacimiento ha motivado que por primera vez se decidiera llevar a cabo una campaña de excavación durante las vacaciones de Semana Santa.
La situación actual derivada de la covid-19 ha motivado que se diseñara un plan estratégico de intervención que garantizase la seguridad de los miembros del equipo de investigación. La intervención arqueológica en este yacimiento abre la temporada de excavaciones arqueológicas en el norte del país, las cuales se amplían de manera sustancial con la llegada del buen de tiempo.
Los resultados obtenidos en esta campaña de excavación se sumarán a los más de 8.000 restos recuperados en las campañas de años anteriores y que sirven para reafirmar "la singularidad", precisaron, de este yacimiento para comprender el modo de vida de los últimos neandertales del norte peninsular.
Desde su puesta en marcha, el proyecto de investigación en Cueva Prado Vargas cuenta con el apoyo económico y material de la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, Diputación provincial de Burgos, el Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva, las localidades de Cornejo y Quisicedo, la Fundación Palarq y la Casa del Parque del Monumento Natural de Ojo Guareña.