La casa está encendida

R. PÉREZ BARREDO / Burgos
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El Premio de Poesía Joven 'Tino Barriuso' ha impulsado la trayectoria de 6 autores noveles y se ha asentado en el panorama literario nacional. Tiene ya reconocimiento y prestigio. «Los que lo han ganado están muy orgullosos», admite Óscar Esquivias

Maravilloso retrato del maestro Tino Barriuso, puro amor a la poesía y a la vida. - Foto: Patricia

Tino estará feliz, allá donde sea que van a parar los más formidables poetas, los tipos más generosos, cariñosos y buenos. Feliz y orgulloso de saber que la llama de su luz, de su inconmensurable talento, no sólo permanece viva, sino que se agiganta y se expande incontenible, iluminando todo aquello que él amó con vocación casi suicida. El gran Tino Barriuso estará emocionado -esa húmeda mirada suya, tan tierna siempre- asistiendo a la preciosa y creciente realidad que es el premio de poesía que lleva su nombre; un galardón que es una extensión de lo que fue el gran poeta burgalés mientras estuvo entre nosotros: el aliento, el impulso y la protección de todo aquel letraherido que empezaba a soñar con existir y mostrarse a la vida y al mundo a través de las palabras.

En sólo seis ediciones, el Premio de Poesía Joven 'Tino Barriuso', creado por este periódico y publicado por la prestigiosa editorial Hiperión, ha constituido un espaldarazo fundamental en la trayectoria de seis autores noveles (el próximo 26 de mayo, aniversario del día en el que el maestro nos dejó huérfanos de tanto, se convocará la séptima). Los autores que ya han sido galardonados saben de la importancia de este premio, y se ha creado entre ellos una suerte de maravillosa complicidad, que tanto reconfortará a Tino allá donde esté. «Los que lo han ganado están muy orgullosos del premio y, a veces, se definen a sí mismos como 'tinitos'», explica el escritor y jurado de este premio Óscar Esquivias, a la sazón uno de los autores con quienes tanto quiso este hijo de Aurora y de Felipe.

«Es un premio que no solo lleva el nombre de Tino sino su espíritu: por supuesto, el amor por la poesía, pero también su alto sentido de la amistad y su generosidad con los jóvenes; generosidad que también podría llamar complicidad, porque los -nos- trataba como iguales, como a compañeros», señala el autor de Jerjes conquista el mar e Inquietud en el Paraíso. «Creo que hemos acertado al premiar y publicar a autores no solo jóvenes, sino con voces nuevas, muy representativas de la poesía actual y de sus intereses. Y son autores con personalidades propias y arrebatadoras, en ningún caso son imitadores de Tino. En todos ellos brilla algo del espíritu poético y humano de Tino.», apostilla.

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La primera edición recayó sobre Rodrigo García Marina por el poemario Edad. «Es una apuesta arriesgada, pero valiente que está en el ADN de este premio: apostar por una excelente promesa», dijo tras el fallo Eduardo Fraile, presidente del jurado, poeta y amigo de Tino Barriuso. Aunque García Marina ya había obtenido algún reconocimiento previo, el galardón 'burgalés' supuso para él su confirmación como una voz de referencia en la poesía actual. Desde entonces, ha publicado varias obras más y la suya es ya una voz poética inconfudible en el panorama literario actual.

Juan Gallego Benot obtuvo el máximo reconocimiento en la segunda edición. Su libro Oración en el huerto fue elevado por el jurado «por integrar muy bien toda la tradición mística y espiritual, tanto hispana como de otros lugares, y reformular esos códigos desde la perspectiva de un joven con una frescura y un atrevimiento interesantes». Tras el galardón, el autor ha publicado otros dos libros, y es, al igual que sucedió con su predecesor, otra de las voces poéticas más valoradas. María Paz Otero ganó la tercera edición con Nimiedades por su «calidad, coherencia, belleza y naturalidad extraordinaria» en palabras del jurado. Baste decir que sólo dos años después obtuvo el Premio Adonais de poesía. Otra voz más, ya imprescindible. Como la de María Sánchez-Saorín, que con Herederas se alzó con la cuarta edición del 'Tino'. «Busca una poesía que sirva de referente y, con naturalidad y sentido del humor, es capaz de elevar un grito de dolor por la secular opresión de las mujeres». Ya está, como sus compañeros, integrada en ese boom de poetas actuales. Con Lugares donde quienes se amaron, se amaron mucho obtuvo el premio de la quinta edición Héctor Aceves, del que el jurado valoró «la originalidad y potente personalidad poética», una oda al amor que no pasó desapercibida para crítica y público. La última 'tinita' ha sido Paula Escrig, por un poemario «estupendo, ameno, vivo y sincero» titulado Debajo del lenguaje solo hay niñas llorando. La semilla de Tino Barriuso está más fértil cada día. 

Así que podría citarse, sin temor al equívoco, aquel verso de Luis Rosales que tanto gustaba recitar al maestro cuando intuía algún talento en ciernes: Gracias, Señor, la casa está encendida.