Los profesionales y máximos representantes del sector de la venta de coches ya advirtieron que el repunte de matriculaciones de vehículos diésel experimentado en Burgos a lo largo del año 2023 fue un fenómeno circunstancial y extraño en un contexto tan asumido en el presente y marcado en el futuro a largo plazo. Lo cierto es que dieron en el clavo con su análisis y el mercado no ha tardado en volver a equilibrarse según los estándares actuales.
Han bastado seis meses del ejercicio en curso para reducir a polvo los datos del pasado reciente y el fuerte despegue de los híbridos en el territorio burgalés supone un cambio de guardia que ya se ajusta a los parámetros establecidos en el resto del país y que llega para convertirse en tendencia en las ventas de vehículos.
«Esta es una foto más real que la del año pasado, cuando el diésel encabezó las matriculaciones», explica Carlos Arce. El presidente de la Asociación de Concesionarios de Automóviles de Burgos avanza que el liderato de los híbridos se afianzará, al menos mientras se produce un desarrollo palpable y estable de otras tecnologías como el hidrógeno o en el lapso que necesite el eléctrico para completar su implantación total.
Estos modelos mantienen una línea ascendente tan constante como lenta desde el gran impulso protagonizado desde 2020. La industria aún debe buscar una solución definitiva a la plena implantación del eléctrico puro. «Su porcentaje de matriculaciones no va a subir dos dígitos en un año», resuelve Arce.
De las 14 matriculaciones anuales se ha pasado a 202 y en este 2024 la proyección invita a pensar en un nuevo techo de los eléctricos puros, aunque sus números están aún muy lejos de los datos firmados por los híbridos.
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