«No queremos pasar por esos puentes de la muerte. Necesitamos que se nos escuche, que se hagan otros derechos, más anchos... Que sean seguros». Ese fue el mensaje que transmitió ayer Purificación Alonso, tía de uno los seis vecinos de Zarzosa de Riopisuerga que perdieron la vida en el Canal de Castilla en agosto de 2012. Un sentir que era también el de los alrededor de 200 vecinos que, en el segundo aniversario del suceso, salieron a la calle a reivindicar mejoras para estas viejas infraestructuras. No estuvieron solos. Acudieron también de Castrillo, de Olmos, de Naveros, Hinojal, Ventosa... Todos los rincones de la comarca secundaron la marcha, que partió de la Iglesia de Zarzosa y que llegó hasta el puente de San Lorenzo (la esclusa número 9).
Aunque reconocen que para algunos familiares de la víctimas a protesta resultaba dolorosa por traer recuerdos muy duros, Alonso expresó que era necesario salir a reivindicar mejoras en los puentes de Zarzosa, Castrillo y Naveros (donde se produjo el accidente) para que dramas como el de aquella madrugada no se repitan. Pero en esa lucha, lamentó que tanto las dos diputaciones (la de Burgos y la Palencia) como la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) «se pasan la pelota» sin dar soluciones.
Recordó, para poner el énfasis en que es necesario aumentar la seguridad, que son 14 las personas que han perdido la vida en esa zona Canal. Del último mazazo, aseguró, con una sincera tristeza, que «el pueblo aún no se ha recuperado» de ese dolor. Y porque no se olvidan, y porque hay quien sigue teniendo miedo a ese puente, continúan recogiendo firmas para que se invierta en infraestructuras. Ya han recopilado 6.000, que piensan entregar pronto al subdelegado del Gobierno en Burgos, José María Arribas. A su juicio, las mejoras que se han hecho, en la señalización y reforzando los puentes de Naveras y de Zarzosa son parches. En Castrillo, «el alcalde ha hecho lo que ha podido pero no es suficiente».
Alonso reclamó una solución definitiva ya que temen, además, que los puentes se vuelvan a deteriorar «dentro de 10 o de 20 años» y que, como antes, las administraciones los olviden y tampoco se arreglen. Además, manifestó su incomprensión porque se dejen las cosas como están. «Tampoco es tan difícil», expresó para asegurar que solo hace falta voluntad política para arreglarlo.
Otra vecina de la zona, Maite Fontaneda, reclamó «responsabilidades políticas» por el estado de los puentes en el momento en que se produjo el accidente.
La marcha, de algo más de un kilómetro, concluyó a las 19.30 horas con un sentido aplauso de los vecinos y con la colocación en la esclusa número 9 de la pancarta que encabezaba la manifestación. Allí se podía leer la exigencia de unos puentes «nuevos y seguros para vivir». Por la mañana se inauguró un monolito frente a la iglesia con los nombres de las víctimas y seis estrellas en su recuerdo.