«Nuestro legado es que Atapuerca pase a ser de un equipo»

GADEA G. UBIERNA / Burgos
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Los tres codirectores del magno proyecto científico, cultural, social y económico de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro, se sientan con Diario de Burgos a hablar de pasado, presente, futuro y jubilaciones

José María Bermúdez de Castro, Juan Luis Arsuaga y Eudald Carbonell no volverán a excavar juntos. - Foto: Valdivielso

Juan Luis Arsuaga (Madrid, 1954) afirma que está "como una moto". Se acaba de sacar el título de patrón de yate, por lo que a sus ocupaciones científicas e intelectuales como investigador y director científico del MEH, que no son pocas, añadirá en breve la navegación. Su modelo es Bruce Springsteen y, aunque concede que al Boss se le notan los años, se conforma con mantener en su campo el mismo ritmo que el de Nueva Jersey sobre un escenario. "Es que hay mucho que hacer y mientras esté bien...", dice. Hace tiempo que Arsuaga aclaró que no iba a emular a sus dos compañeros de excavación en Burgos desde 1983, Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro, en lo que a dar un paso atrás y ocupar un segundo plano se refiere, así que de los tres codirectores del proyecto Atapuerca desde 1991, él es el único que el próximo verano volverá al yacimiento como investigador principal. Igual que siempre. Carbonell (Gerona, 1953) y Bermúdez de Castro (Madrid, 1952) se jubilan y explican con tranquilidad que a partir de ahora dedicarán más tiempo a otros temas importantes, de los que destacan dos: Carbonell, la reforma del antiguo Hospital de Peregrinos de Atapuerca para ahondar en la prospección de la especie Sapiens y Bermúdez de Castro, a sus hijos. Esta entrevista es la última como codirectores de un proyecto al que han dedicado más de 40 años, con sus más y sus menos en lo personal pero con una visión en lo científico que ha hecho de Atapuerca un referente en el mundo. Y al que ellos tres están vinculados de por vida.

Esta campaña ha sido especial por el esperado reencuentro con Homo antecessor, la especie descubierta en Atapuerca en 1994, pero también por su situación personal. ¿Cómo concluye el triunvirato?

Eudald Carbonell: El triunvirato se ha acabado. Y yo me marcho en paz.

José María Bermúdez de Castro, Eudald Carbonell y Juan Luis Arzuaga, la semana pasada en Atapuerca.José María Bermúdez de Castro, Eudald Carbonell y Juan Luis Arzuaga, la semana pasada en Atapuerca.

José María Bermúdez de Castro: Por mi parte bien, hace tiempo que lo tengo asumido. Las personas que nos van a sustituir conocen cómo trabajamos y han ido asumiendo la responsabilidad. Cuando se hizo el proyecto de investigación en curso, que está subvencionado por el Gobierno de España [dura tres años y terminará en septiembre del 2025] nosotros ya dimos un paso al lado y no somos los investigadores principales, sino los secundarios. Así podemos seguir apoyando. En 1985, Emiliano Aguirre me 'colocó' el marrón de llevar las cuentas y lo hice hasta el año pasado, cuando se lo pedí a María Martinón-Torres [directora del CENIEH], que es una persona que tiene toda mi confianza. Ha sido una transición suave.

Juan Luis Arsuaga: Yo sigo siendo investigador principal y también soy coordinador de proyectos, así que el plan es terminar mi ciclo en septiembre del 2025.

Desde el punto de vista personal, ¿cómo se cierran 40 años en la primera línea de un proyecto como Atapuerca?

J.L.A.: Es que no se cierran. Habrá otros que ocuparán nuestro lugar, pero son catedráticos de Universidad: de la Complutense, de Alcalá de Henares, de la Rovira i Virgili, de Nueva York... Queda la estructura.

Sí, pero el proyecto Atapuerca está muy vinculado en todas sus vertientes a tres personas concretas. ¿Corre el riesgo de sufrir por el personalismo?

J.L.A.: No, a eso es a lo que voy. A lo que nos hemos dedicado es a que haya una estructura y a que funcione igual sin nosotros, no a designar personas para ocupar nuestro lugar. El legado es la estructura. Y, también, que el proyecto Atapuerca deje de estar ligado a tres nombres y pase a ser de un equipo. En las ruedas de prensa se sentarán otras personas en la mesa, pero nada más; en los yacimientos no se notará.

E.C.: Cuando nosotros sucedimos a Emiliano Aguirre [en 1991] había que hacer equipo, construir los doctores... Pero eso ya está hecho y el proyecto, a partir de ahora, funcionará igual. Atapuerca permanecerá muchos años. No se notará nada.

¿Quiénes lo acompañarán [a Arsuaga] en la mesa en las comparecencias de presentación y balance de la próxima campaña, en 2025?

J.L.A.: Supongo que quienes tengan permiso de excavación. Habrá tres personas o más, pero hay que elaborarlo, porque este trabajo se conforma por dos vías. Hay un mes y medio de trabajo de campo que financian la Junta de Castilla y León y la Fundación Atapuerca, fundamentalmente, pero el de investigación en las distintas Universidades a lo largo del año lo paga el Ministerio, ante el que tenemos que presentar un proyecto atractivo, porque nos evalúa. Y cuando no estemos nosotros como investigadores principales quizá evalúen con más atención, pero tú, por ejemplo, en los yacimientos no vas a notar el cambio.

¿Qué queda de aquellos investigadores que empezaron a excavar juntos en 1983?

E.C.: Queda la ilusión y la pasión. Pero el hecho de que los tres hayamos mantenido una relación se ha sobrevalorado. Y en ciencia es básico: lo que nosotros hemos enseñado es la labor de equipo.

J.L.A.: Y queda la estructura, todo.

J.M.B.C: Obviamente, en lo físico no soy el mismo. Pero tengo más experiencia y he aprendido muchísimo de Juan Luis, de Eudald y de todos los compañeros y las compañeras del equipo. La ilusión no es la misma, pero sigo teniendo pasión por esto, voy a seguir escribiendo y voy a seguir todo lo que ocurra aquí. Y hasta septiembre del 2025 sigo vinculado, como investigador secundario.

¿Cómo se consigue trabajar a seis manos en ese legado desde hace más de treinta años, cómo se mantiene una relación tan larga?

J.L.A.: La solución es ser complementario, no solaparte ni hacer lo mismo que el otro, porque no podrías convivir. Y ese también es un ejemplo para las siguientes generaciones: aquí hay trabajo para todos, pero hay que saber repartirlo.

¿Qué aconsejan a quiénes los sucedan para que el proyecto siga creciendo, teniendo en cuenta que el contexto y las circunstancias son diferentes?

J.L.A.: En el terreno científico creo, modestamente, que el trabajo de próximos años está planteado y solo hay que desarrollarlo. Innovarán en la incorporación de nuevas técnicas, pero el territorio es conocido. Cuando nosotros llegamos esto era tierra indómita. Y como consejo personal, les diría que procuren ser complementarios.

E.C.: Eso mismo, no hay nada más. De quienes cogen ahora la dirección hay gente que lleva 40 años; el triunvirato deja de existir pero no pasará nada.

J.M.B.C: Cada uno es como es, con sus valores y su forma de ser. Si se respeta eso, todo funciona bien. Pero si te metes en el tema del otro, igual te equivocas. Si yo le digo a Eudald que él no sabe nada de campo y yo decido dónde abrir un agujero, sería un error porque él es el arqueólogo y es quien tiene experiencia de campo. Y si él quiere llevar las cuentas, nos equivocaríamos. Cada uno hace su trabajo y, si hay confianza, funciona.

J.L.A.: Sí creo que el concepto tiene que evolucionar, porque más que codirectores serán coordinadores. Una vez que el territorio está explorado, hay que coordinar más que dirigir.

E.C.: Sí. Nosotros hemos dirigido, sí, pero porque había que tomar decisiones. Y lo hicimos.

J.L.A.: Y acertamos. Algunas a nivel personal y administrativo y otras, puramente científicas.

Dice Eudald que la relación entre ustedes se ha sobrevalorado y también hay quien sostiene que terminan mal, que, en realidad, se llevan mal. ¿Qué les dicen?

E.C.: No terminamos mal. Son cuarenta años trabajando juntos y ha habido muchos momentos de crisis en el equipo. A veces te hartas.

J.M.B.C: ¿Hay algún matrimonio que no se pelee?

J.L.A.: No tenemos la misma opinión sobre todo ni debemos tenerla; tenemos perspectivas diferentes, como en cualquier otro tema, pero no le veo problema.

Hace tiempo vaticinaban que esta campaña recién finalizada, en la que por fin ha reaparecido Homo antecessor, iba a ser la mejor de la historia. ¿Cómo la valoran ahora que ha terminado?

E.C.: Hemos entrado de nuevo en la secuencia principal, como la de los años noventa, y salen fósiles humanos prácticamente en todos los yacimientos. Antecessor por supuesto, pero también preneandertales y neandertales. Se ha confirmado, otro año más, que en Atapuerca están todas las especies que se conocen.

J.M.B.C: Eudald y yo nos retiramos y quizá por eso sea la mejor para nosotros. Hemos tenido campañas muy interesantes, con hallazgos que han cambiado el paradigma de la evolución humana en Europa y este año, en todo caso, se confirma que el futuro pinta muy bien para las siguientes generaciones. Hemos excavado en once yacimientos y todos tienen un potencial extraordinario.

¿Qué objetivos de los que tenían para este verano, para esta campaña especial, quedan pendientes?

E.C.: Ninguno. Se han cumplido todos. El elemento central y el debate ahora es el de la continuidad de la población en Europa. Nosotros partimos de la hipótesis de que Europa se ocupa desde hace 1,4 millones de años y eso se puede mostrar en la Gran Dolina. Para conocer qué pasa con anterioridad, tenemos la secuencia de [la Sima del] Elefante y la sorpresa ha llegado este año con el sondeo en Cueva Fantasma, porque hemos encontrado [restos de la hiena extinta y gigante] Pachycrocuta, que es un mamífero que no se había documentado nunca en Atapuerca y se caracteriza por datar muy bien el paisaje del [evento geológico] Jaramillo y pre-Jaramillo. O sea que entramos otra vez en el debate de 1 millón o de 1,1 y 1,2 millones de años. Es importante esta discusión de la continuidad en Europa, de los grupos y de la diversidad humana, que se desconoce, pero que nosotros hemos encontrado. Está la secuencia completa y es muy raro que se encuentren restos humanos: cara de Pink, Homo erectus; la 'chica de la Gran Dolina', que es Antecessor; los neandertales y preneandertales de la Sima, que se encuentran también en Galería; lo Neandertal que se ha hallado en Estatuas y en Fantasma; la secuencia de Sapiens en todas las cuevas del Holoceno... Cuando empezamos, en Europa se defendían cronologías cortas [de presencia humana en el continente], de 500.000 años o de 1 millón de años; nosotros defendíamos las cronologías largas, que se han impuesto como paradigma de trabajo y que en Atapuerca se confirman año tras año.

En esta campaña de despedida han aparecido una decena de restos humanos de Homo antecessor, ¿qué supone este esperado reencuentro con la especie, treinta años después de descubrirla?

J.M.B.C: En Gran Dolina hemos entrado de nuevo en la secuencia de Homo antecessor, en TD6. Estamos todavía en la parte de arriba, en la que, como sabíamos, todavía no aparecen demasiados fósiles humanos, pero creemos que en la campaña de 2025, entrando en la zona más rica, pueden aflorar un centenar de fósiles de Antecessor. Ahora hay 170 restos [de esta especie] y la estimación es que, de aquí a varios años, se puedan sacar un mínimo de 300 restos humanos solo en la parte que se está excavando. Porque, y esto es importante, solo se trabaja en la mitad del yacimiento; la otra mitad puede esperar, pero, cuando se llegue de nuevo a TD6, aparecerán más restos de esta especie que, al final, se conocerá muy bien.

J.L.A.: A Homo antecessor le corresponde el protagonismo este año, porque es el reencuentro con la especie y merece la pena ponerle el foco. Pero hay otros dos temas que también merecen atención: la exposición de la evolución de la mano en el MEH [inaugurada el jueves], que es fantástica y muestra cómo se hacen aquí las cosas y cómo se harán en el futuro, porque se excava, se investiga, se publica y se exhibe. Y también es importante que la revista más importante de anatomía, la americana The Anatomical Record, edite el primer monográfico dedicado a un yacimiento. Y a esto hay que añadir la recreación de la constitución de la Fundación Atapuerca [el pasado viernes, por su 25 aniversario y de la que los tres son vicepresidentes] que, en sí misma, sería un trabajo a tiempo completo.

En el balance de campaña, propuso [Bermúdez de Castro] que en Galería se haga la recreación de una cueva con fines divulgativos.

J.M.B.C.: Es otro tema de futuro, que es de lo que tenemos que hablar. En Galería se retomó la excavación, que terminamos en 1995, y en cinco o seis años se concluirá. Y, para mí, es un sitio en el que la Junta podía recrear cómo es una cueva y cómo se vivía, con reproducciones de humanos... Puede ser muy bonito para los visitantes a esta especie de parque temático natural que son los yacimientos.

Siempre hablan del potencial de Cueva Fantasma, ¿qué se puede esperar?

J.M.B.C.: Tiene unas posibilidades enormes, porque habrá, seguramente, un campamento de neandertales fuera. Y se ha hecho un sondeo que certifica que existen restos fósiles, posiblemente del Pleistoceno inferior; es decir, similares a los que se encuentran en la Sima del Elefante.

¿Cómo les gustaría ver Atapuerca dentro de diez años?

E.C.: Me gustaría ver que ha crecido. Nosotros creamos la estructura, generamos el imperio. Pero el modelo se repetirá y Atapuerca seguirá muchos años.

J.M.B.C: Sí, que siga creciendo y que asistamos a buenos descubrimientos. En Gran Dolina pueden salir en próximos años un mínimo de 300 fósiles humanos de Homo antecessor y solo en la mitad del yacimiento. Así que a mí me gustaría que se descubriera alguna pieza muy emblemática, todavía más que 'la chica de la Gran Dolina' y que permitiera avanzar en otras características de esta especie que todavía no se conocen.

J.L.A.: Son yacimientos inmensos y están por encima de todo. De las personas y de todo lo demás. Atapuerca, el nombre, es la marca y lo único que importa.