El primer error -y quizás el más grave- fue tender una y no dos vías electrificadas durante la construcción de la plataforma de alta velocidad Venta de Baños-Burgos, iniciada en noviembre de 2009. Con el pretexto de las estrecheces económicas, el Ministerio de Fomento buscaba ahorrarse unos cuantos millones de euros en plena oleada de recortes que, en 2024, siguen condenando a la provincia y a sus vecinos.
Que hasta la estación de Rosa Manzano solo se pueda llegar -o salir- por una única vía provoca que un fallo en un tren que circule por la línea se traduzca de inmediato en un colapso de toda la plataforma, en menores frecuencias o en retrasos cuando van a coincidir dos servicios. La imposibilidad de que dos convoyes transiten a la vez entre Burgos y Venta de Baños ocasiona que el desee incorporarse tenga que esperar a uno de los extremos de la LAV a que salga el otro, generando importantes demoras a sus pasajeros.
Esta situación, que no es el pan de cada día pero sí que ocurre con cierta frecuencia, avala la pérdida de tiempo en un medio de transporte que lleva la puntualidad como seña de identidad. Sucede especialmente con el Alvia que cubre la ruta Galicia-Barcelona, y que durante sus más de 9 horas de trayecto sufre infinitos contratiempos. De este modo, su entrada a la LAV entre Burgos y León se produce no todos los días exactamente a la misma hora, motivando que en ocasiones tenga que aguardar a que el recorrido se despeje para poder acceder a la línea.
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