Después del fuego, el agua. Las calles de Monterrubio de la Demanda se convirtieron ayer por la tarde en un río de cenizas, debido a la intensa tromba de agua que cayó a las 20 horas, que arrastró la tierra y los árboles quemados durante el grave incendio del pasado 22 de agosto.
La fuerte pendiente en la que se encuentra el pueblo propició que el agua bajara con más fuerza y se llevase todo lo que encontró a su paso. Al mover todos los restos del incendio, tierra, ramas y maleza que se habían quedado sueltos, el puente se taponó y agravó las consecuencias de la lluvia.
Llegaron a caer 26 litros por metro cuadrado en 20 minutos, según los datos del observatorio de la Agencia Estatal de Meteorología. La tormenta, acompañada también de granizo, provocó además el desplome de la temperatura, que descendió 5 grados súbitamente y se quedó en 13,2º.
El incendio de Monterrubio de la Demanda se dio por extinguido el miércoles, gracias a las primeras lluvias, y según la Junta de Castilla y León la superficie quemada asciende a 121,48 hectáreas.