Suena el despertador, tomar el desayuno, preparar la mochila y salir corriendo al cole. Así comienza el día en muchas familias, que cuando llegan a los centros escolares no saben muy bien lo que pueden encontrar. Más si las prisas se juntan con lluvia. En los nueve espacios educativos de Miranda desean seguridad y los remedios se centran en la presencia policial o en mejoras en los accesos, ya sea con la petición de una simple acera o con el desarrollo del carril bici.
En las Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (AMPA) señalan los detalles a pulir. De los nueve colegios, en cinco reconocen que la patrulla de Policía Local no aparece. Donde la demandan con más fuerza es en el CEIP Las Matillas, donde Sheila Escalante aclara que «es un problema viejo, porque la entrada al colegio lleva años mal». Para remediarlo, lo han tratado en el consejo escolar y «desde el AMPA convocamos una reunión con la asociación del barrio y el colegio, para pedir más seguridad». Por ahora, no han tenido respuesta, aunque recuerdan que «tuvimos una temporada en la que venían y se ponían directamente a multar, pero creemos que tiene que venir a regular el tráfico».
En otros como Los Ángeles o El Príncipe tampoco ven a la patrulla, aunque no tienen tanta necesidad. Sí que la ven en Sagrada Familia, donde el acceso de Infantil está en una zona semipeatonal y «se generan problemas porque se ponen los coches y hay veces que hay que rodearlos porque directamente no se puede pasar», afirma desde el AMPA, Míriam González. Otro colegio céntrico es Altamira, donde «no tenemos muchos problemas porque la mayoría de las familias viven cerca y vamos andando», afirma Patricia Arce. Aún así, admite que llaman de vez en cuando a la Policía Local, porque la zona de carga y descarga que hay en la entrada «aunque debería estar libre para el colegio, hay quien aparca y de vez en cuando vienen, multan y solo dura una temporada, porque luego vuelve a pasar».
Hay otros en los que sí que van, aunque no siempre, como en La Charca, donde Elena San Segundo confiesa que «por la mañana suelen ir algunos días, pero no todos». Antes, su presencia resultaba mucho más habitual, en una entrada y salida de Miranda, donde en el colegio notan que cuando no están se generan muchos más problemas. En otro centro, Sagrados Corazones, «van unos días y otros no», aclara Ariana Mulas, quien indica que se genera un tapón a la salida «en el que he llegado a estar parada un cuarto de hora».
Otras necesidades que expresan tiene que ver con los accesos. De nuevo, en Matillas critican que la vía de entrada al colegio solo tiene acera en un lado, lo que provoca problemas, además del descampado en el que aparcan. En Los Ángeles, Marta Busto lamenta que el acceso para los niños más mayores está «bastante mal, porque está todo levantado y no nos lo arreglan y llevamos así muchos años».
En Anduva, Eduardo Torga admite que ahora gracias a un badén y con algo de presencia policial ha mejorado el panorama, aunque hecha en falta medidas como un carril bici. El Príncipe también, pero en su caso se espera que las obras arranquen próximamente. En el AMPA, Adriana Antía, recuerda que el Ayuntamiento de Miranda aprobó una moción para adherirse a la Red Internacional La Ciudad de los Niños y las Niñas, con lo que se buscaba «crear itinerarios seguros», y aunque reconoce que en el caso de este colegio se ha conseguido, «la verdad es que nos ha costado mucho trabajo», ensalza.
La excepción. Dentro de las demandas de los centros hay uno en el que el panorama que dibujan los progenitores es mucho más tranquilo. Se trata del Cervantes, el más nuevo de la ciudad, en el que Patricia Mendizábal indica desde el AMPA que la Policía va todas las mañanas y generalmente a la salida. «Estamos en una carretera donde se va rápido y hay mucho tráfico», por lo que ven más que necesaria la asistencia de los agentes, aunque en su caso además disfrutan de una acera ancha y un carril bici.