La ausencia de un contrato para asfaltar las calles de la ciudad durante dos ejercicios al inicio del pasado mandato, cuestión que provocó una encendida pelea dialéctica entre el Gobierno y la oposición en relación al reparto de responsabilidad, sigue pasando factura. Porque aunque las tradicionales campañas de renovación de firmes se retomaron en los últimos años (siempre están a punto para ejecutarse antes de que los ciudadanos acudan a la cita con las urnas) el déficit que se arrastraba era tan grande que a día de hoy son muchos los viales que presentan un aspecto lamentable y que incluso representan un verdadero peligro para la seguridad.
Cualquier ciudadano que coja habitualmente el coche sabe del mal estado de muchas calles ya que el deterioro es apreciable en los cuatro puntos cardinales de la ciudad. De manera particular saben de esta situación los profesionales del transporte público (autobuses y taxis), quienes conducen furgonetas de reparto, ambulancias y aquellos que pilotan vehículos más frágiles como motocicletas, bicis o VMP.
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