Después de tantos años de retrasos e incumplimientos, llegan las prisas para finalizar lo antes posible la red ferroviaria de alta velocidad que unirá las tres capitales vascas. Una tarea ardua que está a tiempo de llegar a los últimos plazos marcados por la administración, pero otra historia es la salida a la meseta. Es decir, la futura conexión entre Vitoria y Burgos.
El propio secretario de Estado de Transportes, José Antonio Santano, reconoció la pasada semana durante su visita a la obras de la infraestructura que la conocida como 'Y' vasca concluirá antes de que comiencen los trabajos que darán forma a la esperada conexión de alta velocidad entre la capital castellana y la alavesa.
Una cuestión ya rumiada desde hace tiempo porque si las provincias vascas reclaman la tardanza en completar su ansiado trazado interno, Burgos asume que ni siquiera puede ponerse una fecha aproximada para llegar a Vitoria por la vía rápida.
Por mucho que Santano acabara su reciente intervención pública prometiendo que «pronto habrá buenas noticias», los tiempos exigidos en el proceso auguran una larga espera después de décadas sin avances definitivos.
En este momento parece una quimera pensar que las máquinas iniciarán su labor en 2026, ya que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) adjudicó hace casi un año la redacción de los proyectos de los cinco tramos que dividirán la obra y los plazos estimados para entregar los documentos se prolongarán hasta marzo de 2025. Por ello, 2027 se presenta como una opción más realista para fijar el inicio de los trabajos.
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