La historia de Burgos y el ferrocarril, especialmente el de Alta Velocidad, da para una tragicomedia. La llegada de los AVE desde Venta de Baños a Rosa Manzano se demoró casi una década pese a tratarse de un trazado completamente llano, con apenas dos túneles insignificantes. Con estos antecedentes, pensar en la construcción de una nueva línea entre la capital y Vitoria, teniendo que salvar el desfiladero de Pancorbo o el transcurrir del río Ebro, no hace presagiar nada bueno.
Los primeros resquicios de este proyecto se remontan a septiembre de 1999, cuando el Gobierno decidió estudiar el acondicionamiento de la línea Madrid-Hendaya para avalar la circulación a 220 kilómetros por hora. En España, especialmente en el sur, los AVE circulaban desde hacía años. Han pasado 23 y prácticamente se puede hablar que el proyecto apenas cuenta con el estudio informativo: por delante quedan aún meses de redacción de cada uno de los proyectos -una vez se adjudiquen- y de posterior estudio por parte del Ministerio de Transportes.
Cuando este organismo dé su visto bueno tocará el turno de sacar a concurso las obras, previa consignación en los Presupuestos Generales del Estado de una cantidad que rondará los 1.500 millones de euros según las primeras estimaciones del Gobierno. Una vez entregados los contratos, el tiempo de ejecución de los mismos se extenderá a buen seguro en el tiempo. Eso si no surgen imprevistos como ya ocurrió en el caso del AVE desde Venta de Baños, cuya construcción consumió 13 años frente a los 28 meses previstos.
Por delante queda toda la década actual y una parte muy importante de la siguiente. No obstante, en el seno del Ejecutivo son moderadamente más optimistas: la responsable de Transportes, Raquel Sánchez, subrayó a principios de este mismo ejercicio, en una visita a la provincia de Álava, la importancia de que la conexión con Burgos avance al mismo tiempo que la 'Y' vasca. El plazo de 5 años que dio a la infraestructura de la comunidad vecina para estar lista es, a todas luces, irrealizable para la burgalesa.
Aunque parezca asombroso, no es la primera vez que el proyecto de Alta Velocidad para unir Burgos y Vitoria da signos de avance... que terminaron por aquel entonces en agua de borrajas. Entre mayo y septiembre de 2009 el Ministerio de Fomento encargó al Adif la redacción de los proyectos de diseño de los diferentes subtramos, que debían estar terminados en un año.Llegó 2012 y solo se tenía constancia de la aprobación de uno, el Castil de Peones-Briviesca... hasta que en 2015 la ministra Ana Pastor anunció la entrega de todos ellos.
Vuelta a empezar. Sin embargo, en el posterior trámite de información pública para que los diferentes colectivos, municipios y afectados pudieran alegar contra los mismos, el Gobierno se dio cuenta de que había posibles alternativas a los trazados propuestos «que pudieran ser más ventajosas».De este modo se volvía a la casilla de salida y se encargaba no solo la valoración de estas variantes sino de otras posibles que mejorasen los trazados hasta ahora estudiados. La ingeniería pública Ineco fue la encargada de ejecutar este contrato a partir de marzo de 2017.
De ahí transcurrieron varios años, con numerosas visitas de los titulares de la cartera de Fomento y reproches por parte de los vecinos de la comarca de La Bureba. En diciembre del año pasado el Consejo de Ministros aprobó el estudio informativo y los cambios que impuso el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico cuando dio visto bueno la declaración de impacto ambiental. Siete meses después se autorizó la salida a licitación de la redacción de los proyectos, cinco contratos por valor de 27,5 millones que tendrán una duración superior a los dos años.
Para este encargo Transportes consignó en el Proyecto de Ley de Presupuestos para el 2023 apenas 11 millones este año y 8,5 el que viene (sumando las partidas en Burgos y Álava). Desde el Ejecutivo se escudan en la llegada de Fondos Europeos para completar la cantidad presupuestada (27,5 millones), pero vistos los precedentes de la provincia con el ferrocarril, no está de mal ser precavidos por lo que puede venir...