La Organización de Consumidores y Usuarios ha publicado un estudio según el cual Burgos tiene la mejor agua de España, seguida de Vigo y San Sebastián. Agua que no has de beber, déjala correr, pero no aquí, en Burgos, que nos la bebemos tan ricamente y, además, es más barata que la media nacional, aunque se avecina el tasazo, o sea, un brusco aumento de precio que encarecerá la factura y nos hará dudar de si es bendita por sana y por barata como dice el refrán.
El agua sube y el aceite de oliva ya está por las nubes, hasta tal punto que los ladrones se debaten entre birlar al descuido lingotes de oro o garrafas de aceite, y se van al supermercado, claro, con su pasamontañas y su ganzúa para descerrajar las alarmas de seguridad de las botellas porque, metáforas aparte, el aceite es hoy, más que nunca, oro líquido. El Ministerio del Interior ha dado cuenta de mil cuatrocientas sustracciones de aceite de oliva solo en los seis primeros meses del año en Burgos, que no hay quien fría con agua, y echando mucho aceite a la sartén, cualquiera fríe bien. Entre una cosa y otra, la economía doméstica va de cabeza. Con el agua y el aceite en alza hacer una sopa de ajo se ha puesto imposible, porque también el precio del ajo y el del pimentón de la Vera se han multiplicado por diez, y del pan mejor no hablar, que ha subido el trigo un setenta por ciento, la harina un cuarenta y la electricidad del horno para cocerlo, un ochenta, y no seguimos, que se nos llena la columna de guarismos indeseados. Tal como están las cosas va a afanar aceite de oliva hasta la gente de bien, los ladrones somos gente honrada, tituló Jardiel Poncela una obra de teatro, gente honrada, sí, pero empobrecida, gente pobre pero honrada, como el labrador del Quijote que tan bien conocía Sancho porque sus casas estaban a un tiro de ballesta.
El agua va a subir y el aceite de oliva ya ha subido y una mísera sopa de ajo es un lujo. Habrá que agenciarse un pasamontañas y una ganzúa y ponerse a la faena invocando a san Dimas, eso sí, que puta y ladrón tienen su devoción, porque la vida se está poniendo muy mala, muy mala, muy mala…
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