La inmensa mayoría de los vecinos de Castrillo de la Vega coinciden. «Nunca» habían visto caer una tromba tan intensa en tan poco tiempo. Fueron más de 50 litros en menos de una hora que han provocado numerosos daños tanto en las viviendas, como en instalaciones municipales, en empresas y en el campo. Por eso, el alcalde de la localidad ribereña, Jesús Mambrilla, tiene previsto solicitar la declaración como zona catastrófica. Ayer, desde las seis de la mañana, se volcó junto con los operarios municipales en limpiar el barro y la maleza que inundaron multitud de calles del municipio y, a partir de hoy, en el Ayuntamiento comenzarán a recopilar los perjuicios que ha dejado la fuerte tormenta. Según las primeras estimaciones, el agua entró en unos 50 domicilios y naves. Como la casa de los padres de Susana, que se llevaron un buen susto cuando se desprendió parte del techo de su salón. Por suerte, estaban en la cocina «y no pilló nadie».
También Adela y María, madre e hija, trataban de sobreponerse al disgusto. En su caso, el agua inundó toda la primera planta. «Enseguida empecé a subir todas las cosas a las habitaciones de arriba. Entró por aquí y se formó una riada dentro de casa», explicaban ayer a mediodía mientras limpiaban todo el barro que se les metió en la cocina y el salón. «Un desastre», repetía continuamente la madre, natural de Castrillo de la Vega, al tiempo que la hija detallaba que en cuanto vio la que se venía llamó al 112. Lo único positivo es que su coche, recién estrenado y con el que deben emprender la vuelta a Barcelona en los próximos días, sí que funciona.
Asimismo, las consecuencias de semejante tromba se dejaron notar en la Cooperativa San Roque de la Encina, donde se hundió una parte del tejado. También en el polideportivo municipal, con una capa considerable de lodo; o en el parque cercano, asolado por completo; además de en diversas empresas. Alberto Pinto, responsable de Cerrajería Ballesteros, calcula que los daños que ha sufrido en varias de las máquinas con las que fabrica estructuras metálicas rondarán los 30.000 euros. En su nave, el agua alcanzó un metro y 20 centímetros de altura y, a la espera del peritaje, no descarta que este siniestro derive en su jubilación, ya que acaba de cumplir los 65 años.
Mientras, los trabajadores de Talleres Fernando Alonso se quedaron hasta las tres de la mañana retirando el barro y ayer por la mañana aún seguían. Tuvieron, incluso, que romper varias partes del muro de hormigón que separa sus instalaciones de la finca colindante para así evacuar todo el lodo que se había acumulado. Y es que la fuerza del agua fue tal que derribó vallados de fincas, destrozó caminos, desplazó casetas de obra y varios contenedores a una distancia considerable. Hasta una señal de stop del pueblo fue a parar a una tierra en dirección hacia Berlangas.
Camiones atrapados. Por su parte, desde la Jefatura de Bomberos de Aranda detallan que prestaron auxilio a seis conductores durante la tarde-noche del martes. Los tres primeros avisos fueron para socorrer a tres personas cuyos vehículos fueron arrastrados por la corriente en plena Nacional 122, que permaneció cortada al tráfico durante varias horas. "Se habían quedado atrapados en el coche y tenían el agua hasta la cintura", explican desde el parque arandino. Luego se registró otra salida de vía por el barro que había en la calzada y finalmente los efectivos tuvieron que tirar de dos camiones que también se quedaron atrapados por el lodo. En paralelo, acudieron a varias casas afectadas y a un bar que se hallaba anegado. Y es que en algunos casos "se llenaron los sumideros y el agua salió por el váter", lo que provocó inundaciones "en cantidad de garajes y sótanos", según relataron los vecinos.