La iglesia de la localidad mensa de Ovilla acaba de entrar en la Lista Roja de la Fundación Hispania Nostra debido al estado de abandono en que se encuentra y que, según esta fundación, «debe difundirse y conocerse, pues si no se actúa, está condenada a desaparecer en breve tiempo». Su abandono se remonta a más de treinta años atrás cuando se produjo un pequeño desprendimiento de parte de las bóvedas en el interior del templo y el párroco decidió cerrarla al culto sin dar solución a su mal estado.

Por entonces, los vecinos recuerdan que la imagen de San Cornelio se trasladó al vecino pueblo de Covides, al igual que el culto y ya no hubo más misas en Ovilla, donde el último bautizo se celebró hace 37 años. El pueblo llegó a quedarse con un solo vecino en la década de los setenta, lo que explica el mal estado de conservación de su iglesia, pero en la actualidad cuenta con una veintena de empadronados.

La parroquia de San Julián, que aún conservaba restos románicos, comenzó su declive absoluto en el invierno de 2009/2010, en el que una nevada produjo el hundimiento de parte del tejado. Poco a poco fue colapsando por completo hasta llevarse por delante incluso parte de las paredes exteriores de una iglesia. Ovilla estuvo agregado al monasterio de San Salvador de Oña y contó con un monasterio en la Alta Edad Media. 

Pila bautismal. En una fecha indeterminada quedó como ermita y más tarde como parroquia. En 1706, Diego de Velasco construyó una capilla en la antigua iglesia románica. Esta construcción modificó la planta de la iglesia que abrió en el muro norte una nueva nave, de tal modo que el ábside o altar del antiguo templo románico quedó en un lateral. Se desconoce la fecha de construcción de la iglesia, con una arquitectura muy popular, pero podría datar del siglo XII, cuando Alfonso VII otorgó un privilegio. Los vecinos han rescatado su pila bautismal, una de sus señas de identidad, para evitar que desaparezca entre los escombros.