La preocupación por los atropellos, algunos de ellos de consecuencias fatales, ha llevado al Gobierno de coalición del PP y Vox a retomar la idea de incrementar el número de radares fijos que hay en la ciudad. No serán los quince que llegó a plantear el PSOE el pasado mandato, una cifra que se ve "excesiva" por el actual Ejecutivo, pero sí se cree razonable instalar "dos o tres" nuevos cinemómetros que se sumarán a los cinco existentes en Esteban Sáez de Alvarado, Camino Casa la Vega, Santa Bárbara y las avenidas del Arlanzón y Caja Círculo.
El concejal de Seguridad Ciudadana, Ignacio Peña, detalla que aún están por decidir de manera definitiva los emplazamientos de los futuros radares fijos, pero sí avanza que se colocarán en "vías conflictivas" donde existe un número elevado de siniestros o de atropellos. Entre las zonas que se han puesto encima de la mesa se encuentran Juan Ramón Jiménez, la avenida de Cantabria, Severo Ochoa o la avenida de Castilla y León.
El también concejal de Vox defiende que el Ayuntamiento "no persigue incrementar la recaudación", recalca que el criterio primará será el de la mejora de la seguridad y aporta como prueba de que no se buscan mayores ingresos que nada más entrar en el equipo de Gobierno se tomó la decisión de no continuar adelante con el plan del PSOE de colocar al menos entre ocho y diez de estos elementos de control de la velocidad (llegó a hablarse incluso de quince). Lo que se quiere es encontrar un punto de equilibrio.
En este momento, no existe una partida en el Presupuesto para la adquisición de los radares, por lo que habrá que esperar a una modificación de crédito en el último tramo del año o, lo que es más probable, a que se reserve una cantidad en las cuentas del próximo ejercicio para su instalación.
La decisión se adoptará siguiendo el criterio técnico de la Policía Local, que ha trasladado ya al concejal estas posibles ubicaciones y alguna más donde podrían colocarse los cinemómetros.
En los últimos años se han manejado multitud de opciones, ya que también se había llegado a estudiar la posibilidad de instalar cinemómetros en la calle Vitoria, en Alcalde Martín Cobos (a la altura del barrio de San Cristóbal), en las avenidas de Valentín Niño (en paralelo a la calle Costa Rico) y de Caja Círculo (en dirección al HUBU, ya que en el otro sentido ya existe un radar) y en el bulevar (en la zona más próxima a Parralillos).
La colocación de radares es solo una medida más dentro de un plan de choque más amplio en el que se quiere combatir los atropellos en la ciudad desde distintos frentes. En breve se espera que arranquen las obras para mejorar la visibilidad de 58 pasos de peatones. Una actuación en la que se va a realizar una inversión de cerca de 2,5 millones de euros.
Aunque en el equipo de Gobierno quieren recalcar que la instalación de los radares no busca aumentar la recaudación, no cabe duda de que la colocación de estos elementos es también rentable para la administración.
El año pasado se batió el récord de denuncias de los radares fijos por sobrepasar el límite máximo de velocidad. La memoria de la Policía Local detalló que se habían puesto 6.575 multas frente a las 6.290 del año 2022 o las 4.401 de 2021.
La instalación de radares suele ser siempre una de las últimas opciones y la escogida en vías donde se corre demasiado. En otras ocasiones, las más numerosas, se opta por la instalación de pasos de peatones elevados (pese a que existen informes contradictorios al respecto) o se apuesta por mejorar la señalización y la iluminación.
Este periódico publicaba recientemente que ocho de cada diez atropellos se han producido en pasos de peatones, una proporción cada vez más elevada, lo que está generando reflexiones tanto para tratar de reducir las distracciones al volante como para atajar las imprudencias. Las de los conductores aunque también las de los viandantes.
Precisamente en el Pleno de este viernes, el PSOE tratará de que se abra un debate en el que se relacione la seguridad vial con el urbanismo táctico ya que los socialistas entienden que en un elevado número de atropellos tiene mucho que decir la manera en que se ha diseñado la ciudad. Es decir, con vías kilométricas de dos carriles, como la avenida de Castilla y León, en las que los conductores se encuentran con grandes rectas que invitan a pisar el acelerador.
El urbanismo táctico establece soluciones como alternar las plazas de aparcamiento a los dos lados de la calzada (alternando su disposición) o forzando a los vehículos a que circulen en algunos puntos en zigzag.