La detención de la presunta autora del sabotaje que sufrió en febrero la bodega Cepa 21 se produjo en Villaescusa de Roa, pero se podía haber realizado en cualquier otra localidad ribereña. Lo único que la une a esta Ribera burgalesa es su oferta inmobiliaria. «Se vino a vivir aquí con su pareja hará cuatro o cinco años, porque ellos son de Encinas de Esgueva, de aquí al lado, pero no encontraban allí casa y le cuadró comprar una aquí», apunta Jesús Martínez, alcalde de Villaescusa de Roa.
De la detención se enteraron sus vecinos por la prensa, porque el operativo de la Guardia Civil fue discreto (y porque la población villaescusera no pasa del centenar), pero fue la comidilla de la comarca raudense durante un par de días. «Aquí no la conocía nadie, alguna vez había venido a la tienda a comprar», explica el alcalde de Roa, David Colinas, «pero una de aquí que sí trabaja en Cepa 21 quedó señalada, por una confusión la gente creía que había sido ella, que se enteró de lo de la detención estando de vacaciones», recuerda Colinas el runrún que corrió esos días entre los raudenses.
Más allá de esta primera confusión, los que conocen a la presunta saboteadora cuentan que no se relaciona mucho con los vecinos. «Al principio de llegar aquí, sí que bajaba al bar y se la veía más», recuerda Martínez, que constata que últimamente no hacía mucha vida social en Villaescusa de Roa. «Aquí viene a dormir y poco más, pasa mucho tiempo en Encinas, que está a siete kilómetros, y trabaja en Aranda, creo que en alguna subcontrata de Michelin, en algo de limpieza o así», relata el alcalde villaescusero para constatar su poca relación con los vecinos.
Eso sí, en las pocas ocasiones en las que ha tenido trato directo con esta mujer, ha podido comprobar que tiene un carácter fuerte. «Al principio de venir aquí, sí que hable con ella un par de veces o tres, me dio la impresión de que tenía genio, un poco dominante la señora, pero con educación, nunca con faltas de respeto», reconoce Martínez.
El hecho de que la mujer tenga fijada en Villaescusa su residencia no ha hecho que los vecinos se sientan señalados. «Al no ser de aquí, lo hemos tomado como una anécdota, aunque algunos sí que han comentado que no les sorprende que haya sido ella, se ve que han tenido alguna palabra más alta que otra con ella», aventura Martínez, que reconoce que la detención se quedó en una simple anécdota que comentar en el bar y que ya ha dejado de ser un tema de conversación entre los vecinos cuando se juntan a charlar.