Los propietarios tienen la obligación y el deber de conservar los edificios o de lo contrario se exponen a ser sancionados. Y eso es lo que ha hecho el área de Licencias del Ayuntamiento después de que el dueño del bloque de Cardenal Segura 21 no hicieran caso a la reclamaciones para que rehabilitaran el inmueble. Ya se le ha multado con 24.000 euros y de seguir sin atender a los requerimientos se les girarán hasta un total de 10, lo que sumaría 240.000 euros, que es el importe en el que los técnicos municipales estiman el coste que supondría realizar las actuaciones necesarias para mejorar las condiciones del edificio.
El Ayuntamiento ya le dio un plazo de tres meses en octubre del año pasado para que se presentara un proyecto y se solicitara licencia para hacer la obra pero como no lo han hecho se ha optado por las multas. Desde finales de 2018 el dueño ha echado un pulso al área de Licencias, dado que quería que el edificio fuera declarado en ruina. Sin embargo, el titular situado en los bajos presentó un contrainforme afirmando que no era así. Un técnico municipal concluyó en mayo de 2019 que las obras necesarias para la consolidación, seguridad, ornato y habitabilidad del edificio no superaban el 50% de reposición del edificio, es decir su derribo y posterior construcción, De modo, que se resolvió que no estaba en ruina, dado que las obras necesarias suponían un 21,96%, es decir 240.000 euros.
Días después lo dueños interpusieron un recurso contencioso administrativo que fue desestimado por el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 en una sentencia dictada el 13 de enero de este año. Por un error municipal, como consecuencia de los modelos automatizados de decretos y resoluciones, se concedió recurso de reposición cuando no cabe contra una resolución que ha sido ratificada judicialmente, de modo que se reinició el proceso para instar al propietario redactar un proyecto para reparar el edificio y pedir licencia en el plazo de tres meses, que han incumplido. «Como Ayuntamiento tenemos el deber de hacer cumplir con la obligación y deben rehabilitar el edificio», indicó el edil de Licencias, Miguel Balbás.
Los problemas con este edificio comenzaron ya en 2017 cuando el Ayuntamiento exigió la inspección técnica del edificio (ITC) pero no se llegó a presentar al haber dos informes con valoraciones diferentes sobre las actuaciones a realizar. Un año después se realizaron una obras urgentes por importe de 7.500 euros y ya se dejó claro las desavenencias entre los propietarios a la hora de actuar en el edificio.
De este modo, el inmueble se ha convertido en uno de esos borrones urbanos en pleno centro que adolecen del deber de conservación por parte de sus propietarios. Además, el inquilino del local situado en los bajos, el bar Nuevo Orfeón, lleva cinco años denunciando la situación. No solo tiene que soportar el andamio que cubre la fachada de su negocio, con la incomodidad que supone para sus clientes, sino también la suciedad que se está acumulando en la red instalada a la altura del primer piso. El hecho de que algunas ventanas estén rotas hace que la zona se convierta en un refugio para las palomas y se llene de sus excrementos hay sobre él. Le preocupa también la situación en la que situación en la que se encuentran los miradores, lo que hace que los clientes tengan miedo a entrar en el negocio al ver la situación en la que se encuentra la fachada.