Los vertederos ilegales reaparecen en Miranda

ARSENIO BESGA / Miranda de Ebro
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Las escombreras han vuelto a lugares comoBayas, Ircio o Las Matillas. Desde Ecologistas en Acción alertan de que «puede ser un problema de salud pública» porque «es habitual» encontrar amianto

El mayor vertedero está en la carretera Bilbao, donde se han creado dos focos separados por un pequeño camino. - Foto: A.B.

La Concejalía de Medioambiente del Ayuntamiento de Miranda ha puesto en marcha este año un plan para eliminar la basura que se acumula en vertederos ilegales de forma periódica, lo cual ha implicado contratar a una empresa especializada en la gestión de estos residuos al menos una vez cada cuatrimestre. El objetivo de esta medida era evitar el efecto llamada y que, una vez limpiados los puntos más conflictivos, no rebrotaran o al menos lo hicieran con una intensidad menor. Sin embargo, las escombreras han reaparecido. En el mirador de Bayas ya se acumulan de nuevo desde antiguos muebles a lunas de coches o maderas de gran tamaño, en Las Matillas han vuelto a aparecer restos de obras, en la carretera de Bilbao hay un sinfín de enseres abandonados y en el polígono de Ircio hasta ha crecido la cifra de parcelas que albergan basura.

En la mayoría de los casos el grueso de los residuos abandonados de forma ilegal está compuesto por restos de pequeñas reformas, algo que genera varios inconvenientes.Así lo explica Miguel Ángel Ceballos, miembro de la delegación de Ecologistas en Acción de Castilla y León, quien apunta que «con los vertidos incontrolados de construcción y demolición hay dos problemas». En primer lugar, relata que provocan un evidente «impacto visual y estético», aunque esta cuestión no reviste una especial gravedad «por su carácter inerte, ya que en principio no contaminan ni las aguas, ni el suelo, ni el aire». 

No obstante, aclara que «es muy habitual» la aparición de «residuos peligrosos, fundamentalmente, de fibrocemento y residuos que tengan amianto». Y eso sí que se alza como «un problema importante de salud pública». Conforme a la descripción que realiza Ceballos, esta realidad se agrava «sobre todo si se localizan cerca de zonas pobladas porque la fibra de amianto es cancerígena y su vertido incontrolado suele conllevar la rotura de esos materiales y su liberación al medioambiente, que se arrastra con el viento hasta lugares donde puede respirarlos la gente». 

Según la experiencia que ha acumulado este miembro de Ecologistas en Acción, en infinidad de municipios de toda la región suelen darse de forma retirada casos en los que «o bien particulares o pequeñas constructoras se deshacen de esos residuos echándolos a vertederos ilegales porque se ahorran los costes que tenga el desmontaje y tratamiento de una cubierta, por ejemplo, o de unas tuberías». El motivo no resulta difícil de descubrir, pues, como explica Ceballos, esta forma de actuar viene dada porque «la retirada controlada tiene un coste importante, ya que hay que contratar una empresa especializada y eso no es ni mucho menos barato».

Con un motivo u otro, desde Ecologistas en Acción tienen clara una cosa: debe actuarse cuanto antes si se detectan vertederos ilegales con restos de obras. Ceballos apunta que «por parte de las autoridades locales ahí sí que debería haber un control exhaustivo, en el caso de que aparezcan esos residuos y no se pueda identificar a la persona que los ha vertido, para proceder inmediatamente a su retirada, para reducir el riesgo que tiene sobre la salud de las personas cuando se desprenden esas fibras de amianto, que es el más habitual entre los residuos peligrosos».

En el Ayuntamiento de Miranda ese mensaje caló hace tiempo, como quedó demostrado con el inicio de las campañas periódicas de limpieza a principios de año. La concejala de Medioambiente, María Cueva, recuerda que ese sistema supone «que más o menos cada cuatro meses se debe contratar a una empresa para que proceda a retirar los residuos que se acumulan de forma reiterada en los mismos puntos, que son incluso siete u ocho zonas en ocasiones». 

Ahora bien, la edil de IU-Podemos añade que no podrían identificar los nuevos puntos problemáticos si no contaran con la colaboración ciudadana, por eso añade que cuando los vecinos de la ciudad del Ebro «comunican alguna zona nueva que no estuviera localizada, se da el aviso a esta empresa para que los incluya en la ruta cuando procede a la retirada». Ese llamamiento al apoyo de los vecinos parece haber funcionado, pues Cueva relata que «ya ha llegado alguna incidencia de particulares a través de la aplicación móvil, que está facilitando el trabajo de identificar los puntos más recurrentes y aquellos que puedan ser nuevos».