La derrota que encajó el sábado el Burgos CF en el Carlos Tartiere es de las que escuecen y duelen por lo abultado del marcador y por cómo se produjo. El equipo blanquinegro estuvo desdibujado, errático y, como los protagonistas reconocieron, no compitió ni estuvo a la altura del Real Oviedo en ningún momento del choque. Este tipo de resultados no son habituales y hacía más de cuatro años que la escuadra castellana no perdía por un marcador tan amplio.
Hay que remontarse hasta el 22 de diciembre de 2019 en la localidad vizcaína de Leioa, concretamente en el campo de Sarriena. El Burgos CF militaba en Segunda B y con una plantilla tan cara como descompensada trataba de encontrar el camino. Miguel Pérez 'Michu' acababa de llegar a la dirección deportiva y José María Salmerón estaba en el banquillo. Aquella goleada también dolió y el equipo tocó fondo. Hizo un partido paupérrimo en tierras vascas. Por suerte para los intereses blanquinegros, el mercado de invierno cambió la cara al vestuario y, a partir de este choque, comenzó a remontar el vuelo.
En el fútbol profesional, lo más parecido a lo ocurrido en el Carlos Tartiere el sábado fue lo que le sucedió al Burgos de Julián Calero en Tenerife en la temporada de regreso a Segunda División. El conjunto canario le endosó un 4-0 y superó en todos los aspectos al cuadro burgalesista. También esta campaña el combinado castellano ha encajado dos 3-0 en sendas salidas, aunque con sensaciones diferentes. Se vio superado de forma clara en El Sardinero ante el Racing de Santander, mientras que en Valladolid, en el derbi regional, hizo un buen encuentro, pero no acertó en las áreas.
La historia dice que es la segunda ocasión que el Burgos encaja un 5-0 en su visita al Real Oviedo. La primera fue en la temporada 56-57 y con ambos conjuntos en la Segunda División (...).
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