Las fiestas de Gumiel de Izán acaban en disturbios

I.M.L. / Aranda
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La Guardia Civil ha abierto una investigación para dar con los autores de los actos vandálicos que acabaron con el resultado de varias lunas y retrovisores reventados. Se sospecha que son vecinos de la localidad ribereña

Uno de los coches afectados, con la luna y el retrovisor lateral reventados. - Foto: DB

Después de tres días de celebración con motivo de sus fiestas patronales en honor a los Santos Mártires y la Virgen del Río en la localidad ribereña de Gumiel de Izán, los actos vandálicos volvían a hacer acto de presencia en las calles gomellanas. Aún se desconoce la hora en la que se produjeron los destrozos, pero varios vehículos aparcados en la vía pública aparecieron con daños. «A un coche le habían roto las lunas y a otra media docena los retrovisores», enumeraba ayer el alcalde de la localidad, Jesús Briones.

Unas circunstancias que los propietarios de los vehículos ya han denunciado, lo que ha puesto en marcha una investigación por parte de la Guardia Civil para intentar dar con el autor o autores de este episodio de vandalismo. «Ahora es difícil saber quiénes lo han hecho, están en ello, pero creemos que tiene que haber sido alguien de aquí, no sabemos sin chavales o ya mayores, pero puede que sean vecinos», lamentaba el primer edil gomellano.

De momento, no han aparecido testigos de los daños producidos a los vehículos, ni hay cámaras de seguridad que puedan dar alguna pista sobre la autoría de los hechos. Briones reconocía que nunca es agradable que en una localidad sucedan estas acciones incívicas. «Las fiestas iban muy bien, nos ha respetado el tiempo e iba todo genial, hasta que me vinieron a decir lo que había pasado y eso empaña en parte estos días», aseguraba el alcalde de Gumiel de Izán.

La actividad que tiene este municipio hace que este tipo de sucesos no sean habituales. La última vez que las calles gomellanas sufrieron un episodio de vandalismo fue a finales de julio del año pasado, cuando coches, farolas, tiestos, contenedores y arbolado amanecieron rotos o tirados en la vía pública en lo que entonces se consideró como el colofón a «una noche de fiesta» en un pueblo cercano, pero sin que se hubiesen producido más hechos similares.