La posible llegada de Menores Extranjeros no Acompañados a Miranda ha levantado críticas entre los usuarios del Albergue Juvenil Fernán González. En esta instalación residen de manera fija siete estudiantes, que se benefician del convenio entre la Universidad de Burgos y la Junta de Castilla y León. Algunos de estos alumnos, que piden mantener su anonimato, transmiten su malestar por la «desinformación», que dicen sufrir en este asunto, ya que explican que «se oían rumores desde hacía bastante tiempo y cada vez que hablábamos con alguien se daban largas y se contradecían entre ellos».
Tras conocer por Diario de Burgos que la Consejería de Familia estudia acoger en este centro de la ciudad del Ebro a los denominados 'menas', los estudiantes contactaron «con la responsable que se supone que lleva este tema y empezó diciendo que no tenía ni idea, pero luego sí que mencionó un grupo que va a venir». Cuando la cuestionaron por esta llegada y si se refería a Miranda, «enseguida nos ha cortado», critican los alumnos, quienes reiteran la petición «de información» para saber a qué deben atenerse en este tema.
Más allá de la posibilidad de alojar a estos menores, los jóvenes explican que «cuando preguntamos cómo se haría la acogida, se nos dice que no tendríamos ningún problema y que podríamos seguir aquí», aunque en este asunto reconocen que no tienen muy claro que su continuidad esté asegurada, «o si nos podríamos ver en la calle de un día para otro», afirman. Esta incertidumbre la mantienen sobre cómo se podrían desarrollar la entrada de los migrantes en la rutina del Fernán González y opinan que «no es algo que veamos viable».En este sentido, puntualizan que «lo peor es la falta de información, porque no es lo mismo que metan cinco personas que veinte», aunque hay que recordar que la administración regional valora esta recepción, pero no está decidida.
La alternativa para ellos, en una ciudad sin tradición estudiantil y sin residencias específicas para ellos, está en el mercado convencional de viviendas en alquiler. «Tendríamos que compartir cinco personas un piso y aun así no daría (...)».
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