El Recoletas Burgos Caja Rural (Aparejadores) peleará este domingo desde las 12.00 horas contra el decano del rugby nacional, la UE Santboiana, en busca de un puesto en la gran final de la Copa del Rey, que tendrá lugar el 5 de mayo en Valencia. Y para nadie genera más expectativas esta semifinal que para Rubén Sanz y Ruan Snyman, quienes tienen en el conjunto catalán a su exequipo y en este partido una cita marcada en el calendario. Será más que especial para ambos.
Los dos formarán parte de una tercera línea que se ha debilitado con la lesión de gravedad de Valentín Bustos, pero que también cuenta con el argentino Vicente Boronat y con el joven Urko Zumeta. Desde ahí, intentarán acercar al Aparejadores a la que sería la tercera final de la Copa del Rey de su historia. Por ello, la preparación para esta eliminatoria ha hecho que la semana sea diferente: «El cambio de chip se nota desde el lunes, cuando empieza la semana de entrenamientos. Cuando juegas una semifinal, o lo das todo o ya no llegas al siguiente partido. Es todo o nada, así es este partido y se nota en el vestuario. Hay motivación, presión y ganas de querer darlo todo este domingo», afirma Rubén Sanz, que llegó a portar el brazaleta de capitán del conjunto de Sant Boi antes de enfundarse la casaca gualdinegra, hace ya cuatro temporadas.
«Hace ya años que estoy en Burgos así que ya quedan menos compañeros en Sant Boi, pero sigue siendo un partido muy especial», añade un Rubén Sanz que se quedó con ganas de jugar ante ellos hace casi un mes -en liga-. «Es un partido que me pesó bastante perderme por la sanción. Siempre es un rival al que me quiero enfrentar. He acumulado para esta semifinal las ganas que tenía de enfrentarme a ellos en liga», remarca el catalán, que tiene más hambre de títulos que nunca: «No dejamos de pensar en que hay que llegar a la final. Tenemos ese sentimiento de querer quitarnos la espina que tenemos clavada por perder las dos finales el año pasado».
Ruan Snyman no estuvo en ninguna de ellas, aunque conoce el Aparejadores mejor que nadie. Tras ascender a la máxima categoría como gualdinegro y consolidarse durante tres campañas más, pasó dos cursos en Sant Boi, donde ganó una liga antes de regresar a San Amaro este verano para abrir una segunda etapa ilusionante: «El club ha cambiado mucho. En el último año antes de irme ya había una manera de trabajar buena, pero no tan profesional como la actual», confiesa el jugador sudafricano.
A Snyman se le escapa una sonrisa pensando en la final que acogerá el Estadio Ciutat de Valèencia en mayo, aunque sabe que para ello deben vaciarse el domingo: «Siempre hay ganas de jugar una final, es lo que todos quieren. Y lo que la hace tan especial es que será en un estadio de fútbol, eso no pasa todos los días. Estamos trabajando y esforzándonos más que nunca para alcanzar ese sueño», expresa Snyman, que sabe que parar a la delantera rival «será duro en cada punto, en cada placaje». En esa misma línea, Rubén Sanz, destaca la condición física de sus excompañeros, «su principal arma». Ambos los conocen de sobra, pero se muestran confiados por estar en Valencia peleando por la Copa del Rey en tres meses.