Rodrigo Cuevas, aparte de ser Premio Nacional de las Músicas Actuales, es un artista totalmente distinto a lo que ofrece hoy en día el panorama nacional. Es moderno, pero sabe rescatar la esencia del folclore, es popular, pero no renuncia a su estilo de vida en el medio rural y no encaja en ningún estilo, pero sabe conectar con todo tipo de públicos. Y aparte de todo esto también sabe escoger muy bien a los profesionales que forman parte de su equipo.
Precisamente es la burgalesa Blanca de Cossío una de las personas que se sube a los escenarios a bailar a su lado. «Trabajar con Rodrigo parece que no es trabajo. Obviamente hay seriedad y profesionalidad, pero tanto él como el equipo que le rodea hacen que todo sea ameno y divertido; como dice él, cada día es una romería». Y es que de Cossío está danzando en la gira La Romería, que tiene previsto recalar en grandes pabellones como el WiZink Center de Madrid, pero que ya les ha llevado a conquistar algunos lugares emblemáticos.
«Para mí ha habido muchos conciertazos, pero uno de los que más me impactaron fue el del Liceo de Barcelona. Estaba lleno hasta la bandera y fue increíble ver un teatro clásico disfrutar con Rodrigo Cuevas». Bolos como el de Gijón en sus fiestas patronales es otro de los que se la han quedado grabados. Pero Blanca de Cossío para empezar a girar con Cuevas tuvo que subirse a un escenario a demostrar su talento sin apenas haber hablado con él y disfrazada de mascota de un festival asturiano.
A partir de ahí empezó la aventura de girar con un cantante que supone un reclamo tanto en salas como en festivales. Para la burgalesa ha significado un «desafío» adaptarse al estilo tan heterogéneo de Cuevas, pero reconoce que «en el mundo de la danza hay que ser versátil». Hasta 2018 estudió en el conservatorio de Burgos el Grado Profesional de Danza Contemporánea, el año pasado finalizó su formación en Madrid y ahora mira cara a cara a los espectadores de los conciertos en los que actúa.
«Cuando estás sobre un escenario notas la energía mucho más directa del público». Esa energía hace que cada vez que se baja de las tablas sea con «la certeza de que te lo has pasado muy bien». En La Romería tienen espacio para todo. Cuentan con una coreografía ya ensayada y asimilada por todos, pero también cuentan con momentos de libertad creativa en transiciones. «Rodrigo es una persona a la que le encanta innovar», resalta de Cossío.
«Yo soy un elemento más del show, pero me impresiona toda la gente que va a verle a él», la bailarina reconoce que «hay que tener la cabeza muy bien amueblada para que no se te vaya de las manos». «Rodrigo Cuevas tiene los pies en la tierra» y es por eso por lo que declara que, pese a que una gira es dura y puede tener roces de convivencia, él se ha rodeado de un equipo de personas buenas que hacen más fácil todo. Blanca de Cossío está rodeada de un talento que ella misma también ha forjado y que ahora brilla sobre el escenario.