No es que tengan un gran tamaño ni sean muy visibles, pero por lo menos ya están puestas las señales que advierten de la presencia de los fotos rojos en nuestra ciudad (dos en avenida de Cantabria, otros dos en calle Vitoria, uno en avenida del Arlanzón y un último en la avenida del Cid). Aunque para ello ha tenido que pasar mucho tiempo, algo más de una década, y se han tenido que dictar unos cuantos fallos judiciales, el último uno que condenaba en costas al Ayuntamiento, tras lo cual, por fin, el área de Seguridad Ciudadana reaccionó.
Resulta conmovedora la candidez que han mostrado los burgaleses con la falta de señalización de los semáforos espía. Hay que recordar que empezaron a funcionar a finales del año 2011. Y pese a que organizaciones como Automovilistas Europeos Asociados (AEA) llevaban tiempo advirtiendo de que debían señalizarse -igual que los radares- ningún burgalés acudió a los tribunales hasta después del año 2020, que fue cuando un vallisoletano le ganó un pleito a su Ayuntamiento, que se vio obligado a retirarle la multa y a devolverle el dinero y los puntos.
En ese momento fueron presentados varios recursos en los dos juzgados de lo contencioso administrativo de Burgos y desde el pasado 20 de diciembre los dos órganos mantienen el mismo criterio a la hora de dictar sentencia. Hasta esa fecha el número 1 ya había anulado una sanción por no estar debidamente señalizado el semáforo y no someterse a pruebas metrológicas.
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