La música produce pequeños milagros en los escenarios más insólitos. Esa es la sensación que experimentaron ayer las 300 personas que acudieron al mediodía al pequeño pueblo de Villamartín de Villadiego, que cuenta con seis habitantes en invierno. La cita era prometedora:el último evento del Geo Fest, un festival de artes escénicas que durante el mes de agosto ha estado llenando las iglesias del Geoparque de Las Loras.
Poco antes de las doce de la mañana, una larga cola de público heterogéneo se disputaba un hueco en el interior del templo de San Martín Obispo, donde Diego Galaz y Jorge Arribas, de la banda Fetén Fetén, iban a presentar su espectáculo 'Raíces'. En lugar de dejar a parte de los asistentes con la miel en los labios, los músicos prometieron dos pases ininterrumpidos, y entonces comenzó la fiesta.
Un escenario recogido y mínimamente alterado, dos micrófonos y espectadores con ganas de reencontrarse con sus raíces fueron todo lo que necesitó el dúo castellano para hacer un regalo en forma de música popular e ingenio. Las paredes de la iglesia acogieron jotas, pasodobles, vals o chotis, que despertaron aplausos, bailes, carcajadas y alguna carantoña. Primaban los aldeanos de la comarca, pero también se animaron asistentes de Burgos, País Vasco, algún curioso de Canadá e incluso el bajista de Fito, que se camufló entre los banquillos para disfrutar el momento.
Galaz y Arribas, separados por un altar, expusieron con simpatía natural todas sus reliquias: instrumentos elaborados con objetos inesperados como un serrucho, un hueso de buitre convertido en flauta, una dulzaina dentro de una silla de camping o un recogedor. «Es increíble en estos tiempos poder hacer estos conciertos, es un oasis de música escuchada y música respetada», comentaba Diego Galaz.
Balance positivo. Los organizadores de esta aventura, la actriz Eva Manjón y el presidente de la Asociación Cultural Manapites Javier Maiesterra, coinciden en que realizar un festival con aforo reducido ha sido un acierto que esperan poder repetir. «Ha habido eventos en los que la gente salía con pelos de gallina», asegura Maiesterra. Por su parte, Eva Manjón, que veraneaba en Villamartín y quería agradecer esos recuerdos, lo describe como «un éxito, porque alegras la vida a gente que nunca tiene ocio de calidad en los pueblos».