Cuando el sector de la hostelería en la capital ribereña está todavía haciendo balance de la celebración de una nueva edición de Sonorama Ribera, en la que bares y restaurantes del centro de la ciudad han registrado una avalancha de clientes que han llenado mesas y barras, ahora toca pensar en los próximos eventos que se van a celebrar en Aranda. El mes de septiembre arrancará en lo que a fines de semana se refiere con la Gran Fiesta de la Vendimia y seguirá con los festejos patronales arandinos, lo que ocupará hasta bien avanzado el último tramo de la temporada estival. Dos citas que tienen una muy diferente repercusión en el negocio de restaurantes y asadores.
Mientras que la Gran Fiesta de la Vendimia, que se desarrollará del 5 al 7 de septiembre, no tiene gran repercusión en las reservas de mesa para comidas y cenas, la larga semana en honor a la Virgen de las Viñas logra copar muchas de las agendas de los hosteleros. Una disparidad que los restauradores tienen asumida después de varias ediciones del evento en torno al vino de la DO Ribera del Duero. «Otros años, como era después de las fiestas, los bolsillos están más vacíos y la gente un poco harta de tanto salir», apunta José María Rubio, de Casa Jose María. «Ahora que va a ser antes, puede ser algo distinto, aunque todavía no se ha notado en las reservas, y eso que quedan menos de tres semanas», añade, para confirmar a renglón seguido que no espera más clientes que un fin de semana normal, «al menos nadie ha reservado diciendo que viniese por la fiesta de la vendimia, todavía quedan muchas mesas libres».
La programación de la Gran Fiesta de la Vendimia tampoco favorece para que los asistentes se planteen comer o cenar fuera de casa. «No sé cuantas personas vendrán de fuera, pero el hecho de que todo sean conciertos gratuitos en la calle y con las casetas en la Plaza Mayor no favorece para que la gente reserve con tiempo, los que van son la mayoría de aquí o de la comarca, y si se plantean ir a un restaurante, lo hacen a última hora», apunta Rodolfo Sancha, de Mesón El Pastor, que, aun así, no tiene problemas para llenar su asador el fin de semana. «Es verdad que septiembre puede ser más flojo de gente de fuera, pero nosotros tenemos lleno todos los fines de semana, así que no notamos la diferencia de si hay o no eventos», remarca Sancha que avanza que «para fiestas están los clientes habituales, familias los días centrales a la hora de comer y cuadrillas más por la noche».
En el epicentro de la programación de la fiesta de la vendimia, los establecimientos ya tienen claro que van a tener un mes de septiembre con bastante clientela. «Ya sabemos lo que es estar en la Plaza Mayor esas semanas, en la terraza se levantan unos y ya hay otros esperando y en la barra se multiplica el consumo de tapas», reconocen desde La Tertulia. «Durante los conciertos, o las verbenas de fiestas, aquí es un no parar, la gente viene a tomar algo y hemos tenido que optar por vasos reutilizables porque no damos abasto a lavar los de cristal», comenta como una prueba del aumento de la clientela una camarera de la Cafetería Caprichos que, añade, «lo que más lo notan son los que tienen cocina, aunque no reserven mesas siempre tienen gente».
En las calles que desembocan en la Plaza Mayor, también notan el incremento del consumo. «Entre las fiestas de peñas que quedan aún por celebrarse, la de la vendimia y las patronales, sabemos que no vamos a parar hasta el último fin de semana de septiembre. Se hace duro después de todo el verano a tope, pero hay que aguantar para cuando lleguen los meses en los que el negocio se reduce hasta lo testimonial», reconoce Santiago, del Bar Caracoles.