Se acercan fechas en las que los controles en las carreteras van a estar a la orden del día. Las cenas familiares y de empresa son la excusa perfecta para salir por ahí y hay quien todavía no entiende que coger el coche con un par de copas de más pone en riesgo su vida y la de otros conductores. Pero para muchos de estos imprudentes lo más importante no es llegar sanos y salvos, sino evitar ser detectados por las fuerzas de seguridad.
Así que no dudan en consultar las redes para ver dónde están colocados los dispositivos y así eludirlos. Estas alertas, sin embargo, también están altamente castigadas. La Subdelegación ya ha tramitado las primeras multas y los infractores han pagado 600 euros.
Es cierto que no es nada sencillo detectar a quienes alertan de controles en los grupos de Telegram o en Twitter. La Guardia Civil tiene identificados a los cabecillas de estos grupos a nivel preventivo, pero en los chats participan miles de personas. Los agentes sólo pueden sancionar cuando pillan a una persona in fraganti.
Esta infracción está recogida en el artículo 36.04 de la Ley de Seguridad Ciudadana, que califica estas conductas como de «obstrucción» a las fuerzas de seguridad en el cumplimiento de sus funciones públicas. Si bien las cantidades pueden llegar a los 30.000 euros de multa en función de la gravedad, hasta el momento todas las tramitadas imponen el mínimo: 600.
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