La factura de los medicamentos que se dispensaron con receta en la provincia de Burgos el año pasado fue de 102.741.661 euros, según datos de la Consejería de Sanidad, una cifra que supone un crecimiento del 3% con respecto a la del año anterior pero que es el segundo menor que se ha producido desde 2016, que es el periodo temporal sobre el que la Junta ofrece datos en su portal de transparencia y solo superado por el 2,69% que creció entre 2018 y 2019. Esta «contención del gasto», como la denomina el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos, Miguel López de Abechuco, es, a su juicio, «una buena noticia» y la expresión de que las cosas «se están haciendo bien».
«Es cierto que se van incorporando cada vez fármacos más caros porque tienen mayores prestaciones -por ejemplo que una misma pastilla tenga varios efectos contra una patología- pero el hecho de que también haya bajadas de precio por la incorporación de genéricos hace que se equilibre. Creo que es una subida moderada con respecto al resto de los productos», indicó López de Abechuco, más preocupado por el control y el seguimiento del uso que los pacientes hacen de la medicación, ya que asegura que alrededor del 50% no se toman adecuadamente los fármacos pautados en las consultas médicas.
«Existe una gran falta de adherencia al tratamiento, esto lo venimos explicando desde hace tiempo y creemos que es tarea de todos los sectores implicados intentar que esto disminuya. Por nuestra parte, le hemos ofrecido varias veces a las distintas administraciones como la regional y la provincial proyectos para evitar que las personas no se tomen las pastillas», añade. Se refiere a un programa de preparación de medicamentos de forma personalizada y sencilla, de manera que ninguna persona se equivoque o se salte una toma, sobre todo los pacientes polimedicados, que son los que más riesgo tienen de confundirse o no consumirlos según la pauta médica.
Este servicio ofrecido por las farmacias sería remunerado y parece que esta es la razón por la que tanto la Diputación como la Junta lo han dejado en el apartado de 'pendientes'. «Los profesionales ponemos a su disposición nuestro conocimiento y creemos que sería un buen método para que todos los pacientes estuvieran bien controlados, lo que también ayudaría a racionalizar más el gasto», añadió. El de la provincia de Burgos supone casi el 14% del total de la comunidad autónoma y el coste medio por envase de medicamentos es el más alto, 12,53 euros, más de un euro más, por ejemplo, que en Valladolid (11,42), un hecho que el presidente de los boticarios achaca al envejecimiento de la población: «Los medicamentos antidiabéticos, anticoagulantes, antiagregantes o antiasmáticos son más frecuentes en pacientes mayores y tienen un precio algo superior a la media».
(Más información, en la edición impresa de este domingo de Diario de Burgos o aquí)