Ya no es el calendario sino la climatología la que lleva a los burgaleses a hacer el cambio de armario. Y esta semana está siendo propicia para ir retirando la ropa de invierno para dejar espacio a la manga corta y a los tejidos más finos. La ola de calor que azota la península ya se ha dejado notar en esta provincia, pero hoy y, sobre todo, mañana los ciudadanos de estas tierras perciben más sus efectos. No en vano, para el viernes la Aemet prevé que se alcancen los 30 grados en la capital, con lo que se superaría el récord de temperatura máxima en un mes de abril desde que hay registros. La marca data del 19 de abril de 1945, con 28 grados centígrados.
El experto en meteorología del Grupo Promecal, Daniel Angulo, considera que «es factible» llegar a ese récord y sobrepasarlo, pero advierte de que estos pronósticos «se fundamentan en modelos predictivos que no tienen en cuenta factores como la nubosidad, y el viernes se esperan nubes, que obstaculizan la irradiación solar». En todo caso, explica que la invasión de aire cálido africano, «nada usual en esta época aunque con algunos precedentes», es patente hoy con temperaturas que ya alcanzan los 27 grados. «Lo normal es que a finales de abril hagan acto de presencia masas de aire procedentes del Atlántico que dan lugar a lluvias», afirma Angulo, quien, en todo caso, advierte de que los episodios de calor también se han dado otros años. En el cuarto mes tanto de 2005 como de 2008 el termómetro del aeródromo de Villafría llegó a los 27 grados.
Lluvias. A partir del sábado las temperaturas empiezan a caer y, como consecuencia del calor de estos días, se formarán tormentas que descargarán chaparrones que podrían dejar, sobre todo el domingo -cuando entrará ya viento de noreste-, 10 litros por metro cuadrado. Una cifra nada desdeñable, puesto que en este seco mes de abril solo han caído 15 litros por el momento en la provincia.
Después, en la primera semana de mayo, no se esperan más episodios de lluvia, «aunque a partir del día 9 o 10 los modelos de predicción sí que auguran agua en Burgos, si bien las previsiones a más de cuatro días vista no son del todo fiables», matiza Angulo.
La sequía que asola la provincia es más grave este año porque a as escasas precipitaciones en abril se suma «que en febrero y marzo tampoco ha llovido». Y es que ha habido abriles más secos todavía. Por ejemplo, en el de 1970 se contabilizaron tan solo 6 litros por metro cuadrado. Y, más recientemente, en 1997 y 2001, 13 y 11 litros respectivamente.