Miembros de la comunidad gitana arandina han salido al paso de la información publicada el 13 de septiembre por DB sobre la concentración de los escolares de esta etnia en la zona sur tras suprimirse el programa de dispersión de que los mantenía distribuidos por todos los centros educativos de la ciudad. Una decisión que a juicio de algunos representantes educativos corre el riesgo de volver a provocar en los colegios Fernán González y Santa María guetos como el que fue el Colegio Belén.
El que fuera presidente de la Asociación Gitana Arandina (AGA) y que formó parte del desmantelamiento del Colegio Belén en el año 2000, Alberto Lizarraga Jiménez, ha anunciado que van a tomar medidas legales contra uno de los responsables de los colegios de esa área que manifestaba, refiriéndose a los nuevos niños gitanos que se han matriculado, que «es un alumnado con unos perfiles, disciplinariamente hablando, un poco extraños y repercute en la calidad de la enseñanza», que se podía traducir en el déficit de atención en clase y crearía problemas con las becas de comedor y libros.
Lizarraga ha puesto el caso en manos de la Fundación Secretariado Gitano y ha asegurado que está en marcha una demanda ya que entiende que ese tipo de actitudes públicas, además de una alarma social gratuita, causan un gran daño moral y psicológico a su colectivo y pueden desembocar en comportamientos racistas.
«No se puede consentir que se hagan esas declaraciones desde los propios educadores y que se publiquen. Hablamos de nuestros hijos y de nuestra educación.No somos una protectora de animales. Y estas declaraciones están predestinando su futuro al fracaso. Y les digo a ellos: ustedes no tendrían que estar en este sistema educativo porque están enseñando prejuicios y creando diferencias que esto puede llevar a que los jóvenes de Aranda», señala.
Lizarraga subraya que desde siempre Aranda se ha caracterizado por ser una ciudad que se ha movido por el respeto y la convivencia y que con varios siglos de presencia gitana la integración ha sido siempre positiva. Y evidencia que desde los inicios del programa de dispersión y del desmantelamiento del Colegio Belén técnicos y autoridades han estado siempre dispuestos a colaborar por la integración de estos alumnos. «Por suerte son pocos los que piensan como los que hacen estas declaraciones. Y por eso me dirijo a ellos: Que los recortes económicos no provoquen que haya recortes también en nuestros valores y principios humanos», indica.
Desde la comunidad gitana se reivindica que puedan ejercer libremente el centro educativo «para que nuestros hijos tengan una igualdad como el resto de los ciudadanos de Aranda», y se considera de lo más normal que, al haberse suprimido el autobús gratuito, opten por colegios cercanos.
Prolongación
En opinión de Lizarraga tras 12 años de programa de dispersión la situación está normalizada y la escolarización de los niños del edificio Orfeón Arandino en su entorno más cercano no debería ocasionar ningún tipo de problema. Sí considera que en lugar de cortar el programa de raíz se podría haber valorado esperar a que los beneficiarios hubieran ido culminando sexto de Primaria y dejaran el sistema educativo, pero comprende que, en la situación de crisis generalizada, se haya tomado esta determinación.
«La situación es la que hay, pues vamos a afrontarla. El Ayuntamiento es el que hasta ahora ha estado pagando y gestionando este sistema. Pero en la Fundación Secretariado Gitano también ha habido recortes y tampoco hay los dos técnicos que ha habido todo el tiempo en colaboración con los Servicios Sociales», justifica.