El vino blanco con Denominación de Origen Ribera del Duero está en auge. Actualmente, 67 bodegas elaboran este producto, más del doble de las que lo hacían antes de obtener esta certificación, un hito que la marca de calidad consiguió en 2019. Las cifras de comercialización del último año se elevan por encima de las 270.000 botellas, un 10% más de las que se pusieron en el mercado en 2023. Los datos actuales avalan la apuesta realizada por el Consejo Regulador, que se manifiesta satisfecho por el avance de estos cinco años. «Tenemos claro que no va a suponer el mayor valedor de la zona, pero sí una apuesta muy importante», manifiesta Enrique Pascual, presidente de la entidad, quien asegura que cada vez más bodegas desarrollan nuevas referencias de esta categoría.
«Están funcionando muy bien, se cotizan mucho», explica Fernando Ortiz, responsable de Territorio Luthier. Por su parte, Yolanda García Viadero, gerente de Valdurero apunta que, en su caso, también han apostado por el desarrollo de este tipo de vinos. «Contamos con 13 hectáreas de albillo y hemos incrementado un 20% las ventas de blancos en estos años», argumenta la bodeguera. Asimismo, García Viadero indica que de cara a los próximos años no tienen previsto ampliar su producción, aunque tiene constancia del incremento que reclama el mercado.
«La demanda de blanco ha aumentado, pero necesita un mayor impulso por parte de la DO», apunta Félix Marina, gerente de Vino Feliz, una bodega ribereña que solo elabora albillo. En su caso, la apuesta por este producto se produjo incluso antes de poder utilizar la demarcación de calidad. «No había grandes parcelas, teníamos que buscar las uvas entre las cepas de plantaciones antiguas», añade. De esto, hace menos de 10 años, pero en este transcurso de tiempo, ha conseguido ampliar sus viñedos, a partir de plantas viejas.
Según datos del propio Consejo Regulador, desde 2018 el número de hectáreas plantadas de esta variedad ha ido en aumento. Una subida directamente relacionada con el interés de las bodegas en crecer en este sentido, pero que ha sufrido un bajón en el último año. Actualmente, Ribera del Duero, cuenta con 353 hectáreas de albillo, un 23% menos de las que registraba en 2023. «No ha habido un descenso real de viñedo, sólo un reajuste administrativo de viticultores que han fallecido o se ha dado de baja», aclara Alejandro González, Director Técnico de la DO. El responsable argumenta que el interés en este sentido se mantiene al alza y que los datos de este año se tienen que interpretar como una cuestión totalmente puntual.
Tres veces más. Esta demanda de los vinos blancos se ha visto reflejada también en los precios a los que las bodegas están pagando la uva a viticultores. Según cuenta Félix Marina, mientras que en los inicios pagaba la uva a 60 céntimos, en este último año, el coste del kilogramo se ha elevado hasta 1,8 euros, un claro indicativo de la popularidad del albillo.