«Puentedey ya es nuestro pueblo. Así lo decimos tanto Ulises como yo». Quien pronuncia esta frase es Elena Chico, la madre de Ulises Hernando, uno de los pocos jóvenes de Burgos y de España que continúan con el legado de los campaneros. Ambos no solo se convirtieron en septiembre en nuevos vecinos de uno de los Pueblos más bonitos de España, sino que lo sienten como suyo propio y están muy contentos con la decisión tomada.
Ulises, quien nació con el llamado «oído absoluto, como Mozart» y unas aptitudes musicales que su madre intuyó casi desde la cuna, ha documentado ya 400 campanarios de toda España, aunque los de Burgos y Merindades son los que más ha podido disfrutar. Esto se traduce en que los toques de sus campanas están ya a buen recaudo gracias a su incansable tarea de investigación para preservar este patrimonio sonoro. A pesar de su precoz sabiduría en el mundo de las campanas, que empezó a tocar con 8 años, Ulises, que ahora tiene 14, considera que, «a día de hoy no sé casi nada, porque este mundo es un constante aprendizaje».
Muchos fines de semana viaja a diferentes localidades de Burgos o de otros puntos de España. «Nuestro ocio es tocar las campanas», cuenta Elena Chico. Pero ahora sale de su casa de Puentedey y no de Burgos. Conocieron esta pedanía de Valdeporres en 2019. En la pandemia, con las escasas posibilidades de viajar fuera, volvieron muchas veces a disfrutar de la naturaleza que la rodea. Allí encontraron la amabilidad de muchos vecinos y la sabiduría de Tonino Saiz, campeón provincial de los campaneros, y Trinidad Saiz, ambos de más de 80 años y que ya le han cedido el testigo de campanero oficial de Puentedey, como relata el alcalde pedáneo, Miguel Ángel Alonso.
Elena Chico, que teletrabaja desde hace más de dos décadas, tenía fácil el cambio de residencia, y «siempre había querido tener casa en un pueblo». Por eso, decidió levantar la que iba a ser su segunda residencia y al final, la primera, en Puentedey. Pero lo que asegura que la ha traído a ella y a su hijo a orillas del Nela ha sido «la búsqueda de tranquilidad, de sosiego y de un cambio de aires». «Me encanta salir a la calle y no ver gente», asegura. Ulises, por su parte, «quería vivir en el campo, cerca de la naturaleza» y ahora afirma que la decisión tomada ha sido «una maravilla».
(Más información, en la edición impresa de este martes de Diario de Burgos o aquí)