Los vecinos de Sáseta, en el Condado de Treviño, han vuelto a tirar de imaginación para salvar la iglesia de San Esteban. Su pésimo estado provocó que entrara hace un par de años en la lista roja de Hispania Nostra y de momento ahí sigue, sin que aparezca una solución que posibilite una larga vida para este templo construido entre el siglo XII y XV. Para visibilizar el problema y ante el riesgo de derrumbe, la última iniciativa ha sido utilizar cabras para que acaben con la maleza dentro del vallado perimetral instalado para evitar daños, y que la hierba tampoco cubra los cimientos para reducir la sensación de abandono.
«¿Qué dicen que estamos como cabras por qué queremos conservar y restaurar la iglesia? Pues sí, seguimos en nuestro empeño de no perder nuestra historia y un edificio emblemático de nuestro pueblo», afirma uno de los vecinos implicados, Gabriel Castaño, que reconoce que «no se nos ha ocurrido forma más ecológica, sana y local para librarnos de la hiedra que está comiendo las paredes de nuestra iglesia».
Al margen de soltar a las cabras, los vecinos también han eliminado la maleza, para tratar de olvidar «este año que ha sido duro para todos por el virus que nos ha hecho perder la normalidad y se han visto congeladas todas las iniciativas que teníamos». Pese a las adversidades, la moral sigue en alto y los vecinos defienden que «en este pueblo no nos rendimos» y por eso desean que «ojalá podamos decir pronto que, entre todos, cabras incluidas, lo hemos conseguido y hemos salvado la iglesia».
La reforma urgente para evitar el deterioro y el mal estado costaría unos 100.000 euros y para conseguirlo esperaban la ayuda de la Diputación de Burgos y la de Álava. Aún así, siempre han sido conscientes de que ellos tienen que aportar y por eso el pueblo realizó un crowfounding, con el que recaudaron 4.000 euros. La cifra que persiguen llega a los 10.000 y para obtenerlos, habían planteado desarrollar iniciativas solidarias y todos estos planes los retomarán «en la medida que se puedan seguir haciendo cosas». Por el momento las ayudas de las administraciones «están paradas», pero sí que dan pasos al frente. De hecho, Castaño avanza que «se está tramitando la cesión de uso con el obispado de Vitoria, porque este es un requisito indispensable para acceder a las subvenciones de Álava y Burgos».
De esta manera, Sáseta puede repetir el camino que abrieron otros pueblos del Condado como en Fuidio y Albaina, que lograron la cesión conjunta de la ermita de Nuestra Señora de Granado, lo que permitió que salvaran este valioso templo.
El párroco de Sáseta, Alfredo Arnaiz, ensalza la labor que han hecho los vecinos y su empeño por salvar el templo. El cura conoce bien la pérdida de patrimonio en el enclave y menciona la iglesia de Mesanza «donde hay un retablo del XVI precioso» y donde se ha tenido que hacer una actuación urgente en la que «han puesto más de 3.000 tejas». Además de este, Arnaiz destaca lo que han hecho en Moraza, donde los vecinos también «han conseguido una cesión temporal», para salvar su iglesia.