El final de la adjudicación de plazas de Médico Interno Residente (MIR) no ha deparado sorpresas en la provincia, que acaba el período de elección con el 74% de su oferta para formar a nuevos especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria vacante. Es decir, que Burgos ha adjudicado 11 de las 41 plazas que sacaba para esta especialidad, que es el pilar de la Atención Primaria. La oferta de Burgos era idéntica a la del año pasado, y de nuevo histórica en volumen, porque es sabido que hay urgencia por formar a facultativos para la atención ambulatoria. En toda Castilla y León han sobrado 81 plazas de formación para esta especialidad, que volverán a ofertarse la próxima semana en un proceso extraordinario de asignación.
El problema de la Medicina Familiar y Comunitaria es que ha perdido atractivo en toda España entre los médicos jóvenes, pero, según evidencia la actual convocatoria, en esta provincia el problema es más acusado. Aranda ha asignado una de sus nueve plazas y Miranda, donde ofertaban 11 plazas en Primaria, ninguna. El año pasado fue similar, cuando en Burgos quedaron 13 plazas desiertas y, de estas, 9 correspondían a la unidad docente de Miranda y 4 a la de Aranda.
Entonces, el Ministerio y las Consejerías optaron por celebrar una segunda vuelta y ofrecer las vacantes a médicos que se presentaron al examen MIR en enero, pero obtuvieron una puntuación baja para elegir en los primeros días de asignación. Así se consiguió que Burgos adjudicara 28 plazas de formación en Atención Primaria, frente a las 19 del 2022. Pero los números de esta convocatoria están, de momento, por debajo de lo que estuvieron entonces. Así que la próxima semana volverán a estar disponibles treinta plazas para especializarse en Medicina Familiar y Comunitaria en Burgos.
Hay que tener en cuenta que si Burgos saca 41 plazas para formar especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria es porque necesita a estos trabajadores. Si la cifra final de residentes no se aproxima a la oferta, habrá más riesgo de perpetuar el desajuste generacional que complica la asistencia ambulatoria desde hace años.
En toda España hay todavía más de 400 vacantes para esta especialidad, que debería ser la única opción de acceso al ejercicio en la sanidad pública. Pero ante la falta de médicos, las Consejerías de Sanidad han optado por contratar a profesionales sin los cuatro años de MIR.