En la intimidad del Teatro Principal, con el elenco indispensable (como diría Antonio Machado «una fiesta se hace con tres personas: uno canta, otro baila y el otro toca», aunque en este caso hay que sumar al palmero), sin más coreografía que el flamenco tradicional y con la bata de cola como parte destacada del espectáculo, la bailaora Belén Maya presentó en Burgos Tr3s.
«La bata de cola es muy importante en mi trabajo o así lo concibo yo, tanto en el baile tradicional como en la ‘bata contemporánea, un lenguaje nuevo en el que nos manejamos varios bailaores. La bata te permite contar muchas cosas del universo femenino y también del universo flamenco», explica la que fuera protagonista en la película de Carlos Saura de 1995 Flamenco.
Acompañada de Jesús Méndez (cante), Rafael Rodríguez (guitarra)y Chloé Brûlé a las palmas y bajo la dirección de David Montero, Belén Maya demostró su maestría en los movimientos del flamenco tradicional, aunque también tiene en cartel un espectáculo alternativo de danza teatro (Habitación) y otro de gran formato de flamenco contemporáneo (Bailes alegres para personas tristes).
El espectáculo con el que ayer cerró el ciclo Noches Flamencas ha viajado por Francia, Moscú y Rumanía tras su paso por los festivales de Nimes, Jerez y Barcelona. Programado en plenas celebraciones del Día Internacional de la Danza, Belén Maya reconoce que los bailarines y bailaoras no tienen nada que reivindicar -salvo lo que pedirían como personas- porque tienen «la enorme suerte» de actuar en lo que quieren.
La confianza de los bailaores refleja la buena salud del flamenco y la confianza de los espectadores. Al menos eso dicen las cifras del ciclo que organiza el IMC. En la edición de este año, que abrió en el Principal José Mercé, han pasado 1.561 espectadores sin contar con los que anoche ocuparon las butacas del teatro. La cifra supera en más de 200 a la conseguida en 2011, donde apenas se superaron las 1.300 butacas.