La nieve actúa como un gran aliado para el viñedo en la Ribera del Duero. Y aunque la nevada del sábado no resultó especialmente copiosa en la mayoría de los municipios de la comarca, sí que aportará diversos beneficios al terruño. Sobre todo, un aumento de las reservas hídricas, que permitirá que las plantas no sufran tanto en caso de sequía durante el verano. Así lo subrayan diversos viticultores como Joaquín Rojo, de Sinovas, quien remarca que el viñedo es «el cultivo al que mejor le viene este frío porque así se retrasa la brotación».  

A su juicio, las precipitaciones de las últimas semanas tendrán un efecto positivo ya que «al haber caído de forma suave, va empapando y la tierra lo retiene». A partir de ahora, Rojo indica que lo ideal para el viñedo de la Ribera del Duero es que se mantenga el frío y que así no se adelante el ciclo de la vid. «Si no, una helada en abril o mayo puede estropear las plantas, como ya sucedió el año pasado». En su caso, el hielo del 17 de mayo le «arrasó» una parte de su producción y ahora está por ver «cómo brotará, ya que el daño no sólo se produce en el ejercicio de la helada sino que también suele afectar al siguiente», tal como detalla Rojo. 

En esta línea se pronuncia Tomás Bueno, viticultor en Zazuar. Asegura que «todo lo que sea frío y hielo es aún bienvenido para el viñedo». A su juicio, con las lluvias registradas hasta ahora «el nivel freático ha subido y si este verano hay sequía, le afectará menos a las viñas». En lo inmediato, apunta que lo mejor sería que se registren otros 15 o 20 días con frío y heladas. Algo que también destaca Estrella Pérez, de Fuentenebro:«Que siga así, pero sin llover, para poder terminar la poda en seco». Una labor que se ha retrasado, pero que puede acometerse hasta final de este mes.